El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha promovido el Desarrollo como concepto para mejorar la calidad de vida de los seres humanos, lo cual se expresa mediante un indicador social estadístico, compuesto por tres parámetros: vida larga y saludable, educación y nivel de vida dignos. Para lograr el indicado objetivo es necesario utilizar los recursos disponibles, los cuales han sido básicamente los recursos naturales renovables.
El concepto “recurso” ha sido inventado por el hombre para definir todos los bienes proporcionados por la naturaleza que le permitan subsistir en el planeta y fuera de él.
Estos bienes componentes del medio ambiente fueron considerados inagotables de bajos valores financieros y se utilizaron irracionalmente por los países industrializados para mantener su opulencia, dando como consecuencia daños irreversibles por el agotamiento del recurso con el consiguiente deterioro de la calidad de vida humana.
Las consecuencias negativas experimentadas por los países desarrollados fueron transferidas por sus tecnócratas hacia los países del Tercer Mundo, traducidas en rígidas políticas conservacionistas. Esta imposición obligó la reflexión de los sectores de pensamiento de estos países, los cuales, enfrentados con la realidad del subdesarrollo, indicaron que “la más peligrosa de las contaminaciones es la pobreza”, fortaleciendo la legitimidad del aprovechamiento de sus bienes naturales como recursos para su desarrollo (Cumbre de la Tierra Río de Janeiro 1992).
Los proyectos de desarrollo son una respuesta para conciliar los criterios de sustentabilidad con la plena utilización de los recursos, no obstante que su implantación en un medio natural origina impactos no solamente positivos, sino también contrarios.
Es un error afirmar que los proyectos no tienen consecuencias negativas y para identificarlas son necesarios los análisis de impactos ambientales que tienen como finalidad evidenciar no solamente los resultados positivos que se esperan, sino también los negativos.
Esta información permite elaborar los planes de manejo, los cuales deben estar debidamente estructurados técnicamente y financiados completamente para que constituyan una herramienta eficiente de auditoría tecnológica para garantizar la sustentabilidad de los proyectos y cumplimiento de los objetivos.
Esta auditoría (generalmente no se cumple) constituye la clave de la credibilidad para los gestores y de aceptación del proyecto.