Me estoy refiriendo a la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Guayaquil, a la cual pertenecí primero como estudiante y posteriormente como profesor. Su inauguración tuvo como fecha el año 1948, contando como profesores a agrónomos y veterinarios graduados en los Estados Unidos y Chile, y un selecto grupo de profesores de las facultades de Economía, Ingeniería Civil y Medicina.
La Universidad de Guayaquil, con el prestigio de sus facultades clásicas: Medicina, Ingeniería y Leyes, constituía un referente auspicioso para la nueva facultad que buscaba su espacio en una de las regiones más importantes del mundo por la riqueza en sus recursos naturales renovables: la Cuenca del Guayas, donde están representados todos los pisos climáticos del planeta, desde los desiertos hasta las nieves permanentes, constituyendo un laboratorio biológico único para la investigación científica del aprovechamiento de sus recursos naturales, evitando su depredación, objetivo de las Ciencias Agrarias, establecido en la Universidad de Guayaquil como una noble tarea.
Los años 50, comienzo de las actividades la Facultad de Agronomía y Veterinaria, se caracterizaron por la relativa estabilidad política y el crecimiento económico favorecido por el auge bananero.
En este escenario, los profesionales preparados en la facultad contribuyeron con su valioso aporte científico para el desarrollo y tecnificación agrícola, preocupándose la institución -además- por mejorar la calidad científica de sus egresados, apoyando su ingreso en centros de estudio prestigiosos, como el Instituto Interamericano de Ciencias Agrícola (Turrialba).
Es lamentable el lugar físico relegado que ocupa actualmente la Facultad, pero así mismo es notable la eficiencia de la actual administración, dirigida por el decano Gastón Sarmiento Carrión, el cual ha logrado rescatar la profesionalidad educacional de la institución y presentar una sugestiva propuesta orientada al uso de los recursos naturales, evitando su depredación y manteniendo una producción sustentable como garantía de la seguridad alimentaria de nuestro país y de la actual civilización humana.
En este mes, el próximo 17, celebra su aniversario la facultad, incorporando un nuevo grupo de profesionales. Sin duda, su actividad será un aporte valioso para el país. Mis felicitaciones a la Facultad de Ciencias Agrarias por los nuevos graduados.