A más de cincuenta años de la revolución cubana, están claros sus logros y también algunos de sus problemas. Por supuesto que las lecturas son muy diferentes, según la ideología de quien las haga; quizá ya no caben las apologías absolutas de otros tiempos, pero también es evidente que las detracciones satanizadoras están ya fuera de toda adecuación histórica.
Lo que para observadores que no se dejen llevar por la parcialidad resulta indisputable es la calidad moral que millones de cubanos vienen sosteniendo por décadas; con una dignidad ejemplar han enfrentado la adversidad (por ej., las carencias tras la caída de la Unión Soviética), y en los momentos más difíciles han mantenido el orgullo nacional y la decisión de soberanía ante la gran potencia planetaria.
Sabido es que el presidente Correa decidió no concurrir a la Cumbre de las Américas desarrollada en Cartagena, en rechazo a la exclusión de Cuba de dicha reunión. Quizá hubo quien, de buena fe, haya dudado de la eficacia de esa decisión. Ahora, al ver la cosecha de aplausos recibida por el presidente Santos al hablar contra la exclusión de Cuba, la incógnita ha quedado despejada: el gesto del presidente ecuatoriano ha encontrado eco.
La dignidad no se negocia. Puede discutirse el régimen cubano, pero también podría discutirse el de Estados Unidos; ese que interviene militarmente en Irak y Afganistán, que mata civiles en ambos territorios, que comete tropelías que van desde el tormento a prisioneros a la quema del libro sagrado de la mayoritaria religión local, que amenaza la seguridad del mundo con presiones a Siria e Irán. Y sin embargo, Estados Unidos no es cuestionado en su presencia.
Por cierto, ese país es el que arruinó en Cartagena el consenso posible para un documento en común, desafinando por completo con Latinoamérica toda y mostrando reflejos retrógrados y propios de la Guerra Fría.
Ya el mundo no está para tolerar estas cosas. O la gran potencia se renueva en su comportamiento internacional, o ella será en algún momento la que deberá ser puesta fuera de las reuniones regionales.