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El Telégrafo

América Latina inicia su segunda independencia

16 de agosto de 2012

El pueblo cubano acaba de conmemorar el Día de la Rebeldía Nacional. Así llama al 26 de julio. Fecha en la que se conmemoran los asaltos de los cuarteles Moncada en Santiago de Cuba y Carlos Manuel Céspedes en Bayamo, por un grupo de jóvenes rebeldes, al mando de Fidel Castro Ruz, ocurridos en 1953. Su objetivo: proveerse de armas para iniciar la insurrección armada contra la tiranía del dictador Fulgencio Batista.

El balance del asalto al Moncada fue fatal: 56 asesinados, entre ellos Abel Santamaría, al que le sacaron los ojos, más 32 brutalmente torturados condenados a prisión. Fidel y otros 19 compañeros lograron escapar. Detenido por una patrulla policial el 1 de agosto, al mando del teniente de raza negra Pedro Manuel Sarría, fue entregado sano y salvo, deseándole buena suerte, a la delegación de La Habana y trasladado posteriormente a la cárcel.

Cabe recordar que Sarría fue quien ordenó que no disparen. Sus palabras fueron: “No disparen, las ideas no se matan”.

En Bayamo también la mayor parte de los rebeldes cayó prisionera, asesinada después. El juicio se llevó a cabo en una pequeña habitación del Hospital General Saturnino Lara, de Santiago de Cuba, convertida en Sala de Justicia, del 21 de septiembre al 6 de octubre de 1953.

Su estremecedor alegato: “Condenadme, no importa. La historia me absolverá”, denuncia el carácter espurio y sanguinario de la dictadura batistiana, los viles asesinatos de sus compañeros y propone los lineamientos fundamentales de un programa avanzado de realizaciones democráticas, que adoptadas en forma progresiva posteriormente marcaron el paso a la construcción del socialismo.

Hoy los cubanos, en medio de las dificultades económicas por el bloqueo (1962) y la desaparición de la URSS (1990), dan continuidad a la sociedad socialista, cimentada en los principios de “racionalidad, realismo y eficiencia en el empleo de los recursos”. Augurando mayores logros en la economía y la cultura.  

De donde que, si bien el asalto a los cuarteles Moncada y de Bayamo, desde el punto de vista táctico, fue un fracaso, constituyó el motor impulsor del proceso liberador cubano. Consecuentemente, el de los pueblos latinoamericanos.

Porque sin la Revolución Cubana no existiría la Revolución Nicaragüense ni los procesos liberadores nacionalistas de la Revolución Bolivariana de Venezuela, la del Estado Plurinacional de Bolivia, la Revolución Ciudadana nuestra. Ni los gobiernos democráticos populares del Brasil, la Argentina, el Uruguay. Ni los procesos de integración de nuestros pueblos basados en la lucha común contra el neoliberalismo: Mercosur, ALBA, Unasur, Celac.

Indudablemente es la hora de nuestra América y el Caribe. Hace 59 años, un grupo de valerosos jóvenes cubanos dio el grito de su segunda y definitiva independencia. Su líder acaba de celebrar 86 años de edad.

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