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El Telégrafo
Gustavo Pérez Ramírez

Amenaza a la identidad nacional

18 de enero de 2015

Avanza una invasión cultural silenciosa por medio del uso creciente del inglés, de anglicismos y hasta de spanglish, que se viene colando para designar negocios, atraer clientes, ponderar lo que se les ofrece,  celebrar fiestas, y hasta para ponerle el nombre a los hijos. Esto es cada día más visible en Quito, pero también se puede comprobar en Guayaquil y otras ciudades del país.        

No me refiero a negocios de compañías extranjeras establecidas legalmente en el país: Marathon, Medicity, Pharmacity, etc, sino a empresas locales que, en vez de usar orgullosamente el idioma nacional, ponen a sus almacenes nombres como: Arepa to go, Watch out –Relojería, Carwash, Coffee Bean, the Green Choice, Rock Candy, Linea Designers, Boots and Bags, Sunglasses Fashion Optics, Bright Phone, Sock Shop Underwear,  Splas Party Word. La lista es larga. Ya hay sitios en Quito, donde todos los almacenes ostentan sus nombres en inglés.        

En cuanto a estrategias de venta se anuncian rebajas con grandes letreros de SALE, Black Friday, First class Shop. Lugares de ventas ahora son showrooms, a la vez que se han ido generalizando, en desmedro de las culturas nacionales, celebraciones como el  Halloween, el Thanksgiving, y las fiestas ahora son Parties. 

Es tal la invasión del inglés en nuestra actividad diaria que hasta a ciertos sitios los llaman Little Miami o New York, y hasta los nombres de los  niños son ahora en inglés, aun para indígenas: John Alex, Elizabeth me contestaron dos simpáticos hermanitos indígenas del Cotopaxi de menos de 8 años a quienes les pregunté su nombre. 

Pero se ha llegado a extremos de vulgaridad. En la plaza Foch de Quito hay una llamativa  inscripción “¡Foch Yeah!, inicialmente con los colores patrios, que alude a una frase muy grosera en inglés.  
Se impone una legislación para proteger el idioma y la identidad nacional. No quiere decir esto negarse a todo lo que viene o ha venido de  afuera, pero sí ser crítico y selectivo en función de lo que le conviene al país o al ciudadano.

En Francia hay una campaña para evitar la invasión de idiomas foráneos en la lengua francesa, particularmente  en el campo de la tecnología. La Comisión General de Terminología y Neologismo ha instruido, por ejemplo, que no se emplee E-Mail, Software, que deben sustituirse por neologismos de raíz francesa. El Parlamento francés legisló  al respecto.  El texto de la ley consta de 21 artículos e impone el uso del francés en todos los dominios públicos para impedir la invasión subrepticia del inglés; contempla multas de hasta $9.000 dólares e incluso seis meses de cárcel por violaciones. Es  una ofensiva idiomática para acabar con el franglais y defender la pureza de su lengua nacional.

En el Ecuador, país pluricultural,  se debería  considerar sagrado  el idioma nacional y el de cada nacionalidad, y descartar complejos de inferioridad que hacen sentir  disminuido o menos digno a quien no usa el idioma extranjero.  Lo digno es sentirse orgulloso de la propia identidad, y llevarla a mayores alturas de soberanía y solidaridad.

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