Las universidades indígenas en América Latina nacieron como una reivindicación de los conocimientos ancestrales y como una respuesta al bajísimo acceso a la educación superior de las poblaciones indígena y afrodescendiente.
En ese contexto nació la universidad intercultural Amawtay Wasi en 2003, impulsada por el movimiento indígena ecuatoriano sin contar con ningún tipo de financiamiento estatal.
En Ecuador, pese a ser un Estado Plurinacional e Intercultural, la tasa de estudiantes universitarios indígenas y afrodescendientes sigue siendo baja, especialmente en la Amazonía, en donde cerca del 80% de la juventud indígena no ha accedido a la universidad.
Esta realidad responde a una tradición elitista por parte del Estado que no ha podido despojarse del manto colonial que excluye a las culturas y lenguas ancestrales por no considerarlas útiles al saber instrumental de la modernidad.
Este accionar fue especialmente demoledor en un período paradójico, en el que se esperaba un cambio radical del Estado hegemónico, donde el Buen Vivir, los derechos de la naturaleza y la interculturalidad iban a transformar sus propias estructuras.
En lugar de mejorar y apoyar la educación intercultural se optó por el hostigamiento, cierres y suspensiones de las instituciones educativas indígenas.
La Universidad Amawtay Wasi tiene en este año un nuevo comienzo para volver a soñar en un país diverso y democrático, en el que todos podamos acceder a la educación superior en condiciones de igualdad y de dignidad. En el que los saberes se conviertan en conocimientos compartidos.
Se trata de tomar lo mejor de la ciencia occidental y de la ética indígena para construir un mundo dialógico. La responsabilidad que hoy asumen acertadamente las instituciones rectoras de la educación superior, para viabilizar el funcionamiento de la universidad, tiene que trascender la retórica política hacia un compromiso sostenible por la interculturalidad. (O)