Publicidad

Ecuador, 23 de Septiembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

Alto a la negligencia médica

18 de junio de 2012

Tantos temas políticos hay por analizar dentro del campo político, como ese ejercicio pleno de disputas de los lugares del poder y la dominación, que no se puede y no se debe dejar de observar otros escenarios donde la ciencia, el servicio público, el bienestar y el rezago neoliberal aún se entremezclan produciendo distorsiones sociales: aberraciones inaceptables. Sabemos que en la era neoliberal la salud pública fue reducida, desestructurada, considerada un mero gasto social a cargo del Estado, el cual debía hacer recortes en todo el área social para pagar la deuda externa.

Ese debilitamiento estatal en el campo de la salud llevó a que la medicina social se mercantilice brutalmente; emergieron clínicas y hospitales privados y un sinnúmero de seguros de salud, de vida, de asistencia médica, etc. Una de las peores y terribles consecuencias de la mercantilización es que la ciencia médica impartida en las universidades, supuestamente bajo un marco deontológico donde el estudiante -futuro médico- se instruía y toma la opción por servir a los necesitados en salud, terminaba en graves contradicciones, por un lado, la profesionalización académica y, por el otro, la necesidad de conseguir trabajo. Bien sabemos que los médicos del servicio público fueron de los más maltratados por el neoliberalismo, sin embargo, muchos otros encontraron en la lógica de la privatización la posibilidad de enriquecerse, vendiendo servicios de todo tipo, por ejemplo, los estéticos.

En cualquier caso, se hizo común que en atenciones menores o mayores se vayan presentando muertes “inexplicables”, donde los familiares tenían que rendirse frente al dictamen médico. Se firmaban y se firman documentos donde se exime de todo tipo de responsabilidades a los médicos y las empresas médicas, si el paciente llega a fallecer o queda postrado. Cada vez es más común ver denuncias y demandas de negligencia médica, pero la respuesta de parte de los vendedores de servicios de salud es que siempre surge “algo inesperado” o “algo inexplicable” que a final de cuentas significa dilatar el tiempo y esperar que los familiares desistan de continuar con las demandas.

Es tan aberrante esta situación que, incluso, se confirman casos en que los médicos acusados siguen laborando y de pronto emerge un “espíritu de cuerpo” del colegiado médico para tapar estas aberraciones. Inclusive, pretenden exigir que no se diga que es negligencia, sino que se usen los términos que recomienda la OMS, etc., demostrando un cinismo vergonzoso.

El Estado aún se ha mostrado poco efectivo en poner un alto a la negligencia médica, o como se quiera llamar. Hay que poner fin a la mercantilización de la medicina; esa perversa práctica de anteponer el capital y su ganancia frente al valor de la vida. Es urgente una evaluación completa de los médicos del servicio público y privado. Por cierto, sería bueno que la Defensoría del Pueblo informe qué ha hecho en este tema.

Contenido externo patrocinado