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El Telégrafo

Algunas reflexiones sobre el 17F

01 de marzo de 2013

El domingo 17 de febrero de 2013, el pueblo cumplió con su deber democrático.
En este proceso se presentaron dos opciones: escoger el desarrollo del Ecuador con justicia social, o retornar al pasado con la aplicación -a rajatabla- del modelo neoliberal.
La voluntad popular se definió entre estas dos corrientes políticas que eran representadas por el candidato-presidente y por el candidato-banquero.

Según datos del CNE, el binomio Correa-Glas obtuvo 4’900.918 votos, que representan el 57,14%. En tanto que el binomio Lasso-Solines obtuvo 1’946.438 votos, que representan el 22,69%. Los demás binomios obtuvieron porcentajes que no pasaron de un dígito.

Así las cosas, es un triunfo histórico del pueblo ecuatoriano. No hubo necesidad de segunda vuelta. Se trata, como dicen los entendidos en box, de un KO en el primer round.

Además, el 17F rompió varios esquemas: 1.- Desgaste del Gobierno. Tiempos en que los “paquetazos” neoliberales se daban anualmente y los ciudadanos/as deseaban que los gobernantes se vayan a sus casas lo más pronto posible. Era común que en los últimos meses de esos gobiernos títeres y hambreadores, su popularidad tenga “saldo negativo”, en tanto que el gobierno de la Revolución Ciudadana fue incrementando día a día respaldo a su gestión, hasta llegar a convertirse en el de mayor apoyo de América Latina. 2.- El péndulo. A un gobierno de derecha, le sucedía uno de centro-derecha y viceversa. Hasta 2017, el péndulo se quedará en el lugar donde está ubicado el corazón de las mayorías.

3.- El binomio presidencial debe ser Costa-Sierra o viceversa, para mantener el equilibrio regional. En esta ocasión, dos guayaquileños triunfaron abrumadoramente. La gente votó por las obras realizadas y por las que se ejecutarán en el nuevo período de gobierno. 4.- Los banqueros son indispensables para auspiciar candidaturas. El nuevo Código de la Democracia establece reglas de equidad presupuestaria para todos los candidatos y candidatas. Los banqueros ya no pueden hipotecar conciencias políticas. Ya no pueden comprar partidos, dirigentes y militantes. Se acabó la época perversa en la que “el que pone la plata es el que manda”. 5.- Los medios de comunicación son los que ponen presidentes. Los medios mercantilistas tuvieron un revés muy serio: se produjo un Efecto Mediático Inverso (EMI), por sus siglas en español. Los ciudadanos identificaron con claridad a los medios privados que apoyaron -sin disimulo- determinadas candidaturas; no obstante, el soberano no les hizo caso. 6.- La mentira, arma de campaña. El pueblo no quiso cambiar obras que están a la vista de todos, por ofrecimientos mentirosos que no los creían ni los niños de primero de básica.

Hoy por hoy -con los poderes fácticos derrotados- es el pueblo el que manda en  Ecuador.

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