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El Telégrafo

Alexis Tsipras, un sueño real

18 de junio de 2012

Decía fray Antonio de la Calancha en el siglo XVII: No es más infeliz el que no tiene amigos, sino el que no tiene enemigos; porque eso prueba que no tiene honra que le murmuren, valor que le teman, riqueza que le codicien, bienes que le esperen, ni nada bueno que le envidien.

Esta idea se acomoda a Alexis Tsipras, posible ganador de las elecciones de Grecia, país con un libreto semejante al que vivió Ecuador: crecimiento económico elevado, inversión de capitales con alta rentabilidad y un agresivo endeudamiento externo, tanto público como privado. Existe todo un séquito de organismos multilaterales de crédito, empresarios deudores y banqueros deshonestos, que generan una deuda impagable, y como la cuerda se rompe por lo más delgado, Grecia se halla en dificultades para cumplir los compromisos contraídos por los especuladores de siempre.

Se resuelve entonces este problema de la manera más conveniente para los intereses oligárquicos: evaporar la globalidad de la deuda nacionalizándola, pecado especulativo que consiste en que el Estado, o sea toda la sociedad, pague las obligaciones contraídas por la banca agiotista y los empresarios ineptos y pícaros. Semejante viveza de órdago ratonil se hace bajo el grito: ¡Después de nosotros, el Diluvio!

El Estado es llevado al borde de la ruina. Sin dinero con qué cubrir el gasto corriente, la sociedad griega se encuentra al linde del caos. ¿Qué hacer para salir de tal embrollo? Salvar a la banca es la respuesta del FMI, que exige reestructurar el Estado y obliga al Gobierno a danzar en torno al neoliberalismo transformado en un tótem tenebroso.

Al poder sube lo más selecto de esta tendencia, que se abraza al nuevo credo cual melcocha a palo de amasar, por estar vinculado a los intereses creados.

La consecuencia directa es la pobreza generalizada del pueblo, que termina por alinearse con los sectores más radicales de la sociedad. Uno de ellos, el dirigido por Tsipras, es, en mi opinión, la única oportunidad de Grecia para salir de la crisis. Si el 17 de junio no eligen a Syriza, su partido, el futuro es incierto y Europa deberá beber la cicuta del fascismo; esta otra opción, de ultraderecha, rompe los valores morales y amenaza con castigar la sociedad eliminando de raíz cualquier idea de izquierda que resuelva la actual crisis.

Desde el Ecuador, porque también nos compete, le deseamos éxitos a Tsipras en la lucha por derrotar con su pragmatismo la absolutista y brutal teoría del mercado que dizque se autorregula.

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