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El Telégrafo

Al servicio del gran capital

05 de diciembre de 2012

Osvaldo Hurtado ha escrito el libro “Dictaduras del siglo XXI”, en referencia a los gobiernos de izquierda de Hugo Chávez, Evo Morales, Daniel Ortega y Rafael Correa, entre otros; justamente los que tienen gran respaldo popular y han ganado repetidamente elecciones y consultas; construyen, con participación ciudadana y fuerte oposición oligárquica e imperial, el Estado democrático, la economía productiva y la sociedad de equidad. Su contenido es malévolo.

Refleja, una vez más, su posición de derecha, al servicio del gran capital, como fue a lo largo de su vida política. Este político, con un grupo de conservadores “progresistas”, logró colarse, como candidato a la Vicepresidencia, con Jaime Roldós, cuando la oligarquía impidió que Assad Bucaram participara como candidato ganador a la Presidencia.

Tras la muerte trágica, asesinato (¿?) de Roldós, asumió el poder, operó a favor de la banca y se puso al servicio de la “peluconada” y el imperio.

Entre 1981-84 estableció las minidevaluaciones, con lo que se inicia el proceso de liquidación del sucre; la política económica del Banco Central, dirigido por banqueros, posibilitó el atraco del diferencial cambiario. Produjo crisis.

La quiso resolver con “paquetazos” de medidas antipopulares, convenidas con el FMI; aprobó la ley de regulación del gasto público para garantizar el pago de la deuda externa. Lo peor, impuso que el BCE asumiera la deuda externa de poderosos empresarios y banqueros (“sucretización”), provocando una descomunal pérdida, del orden de $ 1.400 millones, que aún la paga el pueblo. En su tiempo, fue el mayor atraco de la historia, solo superado por el salvataje  a la banca corrupta de su coideario Mahuad en 1999, quien -además- impuso el dólar como  moneda nacional, ampliando el atraco a unos $ 6.000 millones.

La derecha lo nombró presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, que aprobó en los cuarteles la Constitución de 1998, traicionando al pueblo. Cuando participó en  2002 como candidato a la Presidencia, en binomio con una ex colaboradora de Febres-Cordero, obtuvo una irrisoria votación (menos del 1%).

Con ese récord pro oligarquía y capital especulativo, no tiene autoridad moral para hablar de democracia y criticar a los gobiernos elegidos por el pueblo, que promueven cambios para rescatar soberanía, dignidad, recursos naturales; que construyen Estados democráticos y generan desarrollo social.

Los grandes medios y ciertos gremios buscan revivir a Hurtado, crear confusión, con la ilusión de lograr la unidad de la derecha y otros, encubiertos al servicio de banqueros y del capital especulativo, a fin de recuperar el poder y volver a sus viejas prácticas de atraco y entrega; es decir, a su “democracia”, esa sí, de componendas, toma y daca, reparto de la troncha y de los poderes del Estado, de entrega. ¡Harta hipocresía!

De una vez por todas, junto al pueblo, ampliando las reformas, ganando nuevamente las elecciones, hay que derrotar a banqueros y entreguistas, y enterrar cadáveres políticos insepultos y a sus padrinos.

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