Es común que la CNN y cadenas de noticias similares pretendan imponer normas y pautas de conducta en el resto del mundo. Por ello, no sorprende que sus periodistas también pretendan hacer lo mismo, pues con facilidad se transforman en consejeros de lo que debe hacerse y siempre, por supuesto, poniendo como modelo a la CNN.
Sin embargo, las prácticas periodísticas de la CNN están más ligadas a la manipulación que a la transparencia, a defender los intereses de las grandes corporaciones que a evidenciar la verdad. Sus modelos de conducta, poco éticos, han sido puestos en evidencia por sus propios periodistas, si no recordemos el caso de su máxima “estrella”, Jorge Gestoso, quien, cuando abandonó la cadena de noticias, denunció todas las formas de manipulación, engaño y desinformación que a diario realiza CNN. Y también su corresponsal en Ecuador, Rodolfo Muñoz, denunció los motivos por los cuales ante los hechos del 30-S se vio forzado a renunciar: “A lo largo de mi carrera aprendí que el rol del reportero en todo hecho noticioso, simple o complejo, solo es el de mediador y no el de actor o protagonista. Aprendí que los mediadores no podemos esperar desenlaces noticiosos de acuerdo a nuestros particulares deseos, afinidades, fobias y prejuicios”, dijo entonces Muñoz.
Por esto, no es de extrañarse que ahora Claudia Palacios, una de las periodistas más conocidas de CNN, haya llegado a Ecuador a dar lecciones de lo que debe ser la libertad de expresión y la Ley de Comunicación que se trata en la Asamblea Nacional.
En buena hora, ya existen condiciones para la aprobación de la ley que, además, cuenta con el respaldo mayoritario
de los ecuatorianosEn una entrevista concedida a El Comercio (3 de mayo de 2013), Palacios plantea que “el periodismo es un servicio social”. Es decir, niega que sea un derecho de todos los ciudadanos. Simplemente se sirve a los lectores, y por ese servicio los lectores debemos estar muy agradecidos. Falso. El periodismo (la información), es un derecho al que todos debemos tener acceso. Y por tanto, tenemos también el derecho a exigir una información apegada a la verdad, la transparencia y la ética.
Palacios agrega en la mencionada entrevista que “como consecuencia de los monopolios y del abuso en algunos medios de comunicación, estamos camino a tomar medidas extremas y, en el caso de la libertad de prensa, en vez de estar legislando para coartar esa libertad, hay que dejar que la gente inteligentemente decida cuáles son los medios que sobreviven y cuáles los que desaparecen en función del rating”.
Palacios reconoce la existencia de monopolios (que en el caso de Ecuador están expresamente prohibidos) y también reconoce los abusos que cometen determinados medios de comunicación. Pero la solución que plantea es la vigencia del rating. Todos sabemos que esta salida es perversa, porque no se basa en la calidad, ni en la veracidad, ni en la ética, sino en las audiencias, es decir en el que más vende. Una vez más, la información entendida como una mercancía, como un negocio.
Reafirmamos la necesidad urgente de contar con una Ley de Comunicación que permita regular y normar un derecho ciudadano a contar con información de calidad. En buena hora, ya existen condiciones para la aprobación de la ley que, además, cuenta con el respaldo mayoritario de los ecuatorianos. Una ley que no solo garantice la libertad de expresión, sino que, además, genere espacios para también garantizar el derecho de todos a una información de calidad, verdadera, transparente y responsable.