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El Telégrafo

Agua limpia

29 de octubre de 2013

En un paisaje lacustre, acoderada a la orilla de un lago terso como un espejo, se destaca  una máquina de limpieza de malezas acuáticas. Es una fotografía de publicidad que garantiza la eficiencia de la herramienta en la eliminación de lechuguines.

Los lechuguines son plantas acuáticas, entre las cuales la más conocida en nuestro medio es el jacinto de agua, Eichhornia crassipes (Martius) Solms-Laubach, distinguido mundialmente por su alta intensidad de crecimiento y reproducción, en relación a otras plantas acuáticas flotantes. Se le atribuye el origen de serios problemas en los embalses tropicales. La intensidad de la propagación puede duplicar la superficie del área infestada en 6 a 15 días. En una de nuestras represas se estimó una tasa potencial de crecimiento capaz de cubrir anualmente una superficie de 4.000 hectáreas.

La proliferación de lechuguines es motivo de alarma para los pobladores cercanos a los embalses y de críticas por los inconvenientes causados: incomunicación por estorbo de la navegación, hospedero de vectores de enfermedades, malos olores y baja calidad del agua originada en los procesos de eutrofización por los excesos de materia orgánica aportada por las malezas acuáticas.

La eutrofización es la contaminación del agua por la presencia de una o más sustancias o la combinación de ellas que perjudiquen o molesten la vida, salud o bienestar humanos o degraden el agua. Los contaminantes pueden considerarse en función de los efectos que producen sobre la salud o sobre el equilibrio de los ecosistemas.

Este problema es el síntoma de una condición no controlada en la operación y manejo de los embalses, los cuales, en climas tropicales con temperaturas sin mayores cambios anuales, no permiten el vuelco anual de la columna de agua estratificada por diferencias de densidad originadas en la temperatura, mientras que en los embalses establecidos en zonas con las 4 estaciones, con diferencias notables de temperatura entre invierno y verano, permiten el volteo facilitando la oxigenación de los estratos inferiores, reduciendo las condiciones de eutrofización de los cuerpos de agua. Por otra parte, los embalses, por definición topográfica, son lugares de recolección de los excedentes inorgánicos y orgánicos (químicos) de la cuenca aportante que favorecen la eutrofización.

Si bien es necesario tener herramientas eficientes para controlar los síntomas, son imprescindibles los planes de manejo, con la participación de los usuarios y población de la cuenca, garantía de la sostenibilidad del sistema.

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