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El Telégrafo
Melania Mora Witt

Afirmar lo conquistado

01 de noviembre de 2014

Dilma Rousseff ha triunfado en la segunda vuelta y con ella el PT y su programa transformador de Brasil. Cuarenta millones de personas fueron rescatadas de la pobreza y aquello pesó en el resultado electoral. Los estados con mayor población pobre fueron el fuerte de su mayor votación.

El triunfo fue estrecho; haciendo un balance se evidencia que el rival Neves recibió la adhesión de partidos que van, desde la supuesta verdadera izquierda de Marina Silva, hasta los de derecha recalcitrante. La consigna fue: ‘Todos contra Dilma’, y contó con el apoyo de la gran prensa escrita y televisada, así como del respaldo de los círculos financieros internacionales. La caída de la Bolsa de Sao Paulo reflejó el gran desencanto de los mercados y sus agentes, que estaban esperanzados en un cambio de timón en la política económica.

Grandes desafíos esperan al gobierno de Dilma en el entorno polarizado del país. Le corresponderá continuar y profundizar las reformas, pero además corregir rumbos que el proceso ha mostrado como erróneos. La corrupción ha golpeado duramente al Gobierno y su denuncia en vísperas de los comicios explica en parte el ajustado final. Más allá de los correctivos indispensables, se impone una decisión a nivel de Estado en cuanto a un mayor control a las grandes empresas que han mantenido, aparentemente, una relación equívoca con todos los partidos y no solo con el PT, como se quiso mostrar.

Es importante para ese y los demás gobiernos progresistas sudamericanos considerar los reclamos, a veces airados, de sectores populares que no tienen razón para estar fuera de los procesos democráticos. Por sobre todo, hay que consensuar políticas de forma que, con su discusión amplia, merezcan el apoyo y la defensa del pueblo. Ello porque la restauración conservadora es una realidad que se manifiesta en forma abierta en elecciones definitorias como la que acaba de cumplirse.

En Uruguay, el Frente Amplio estuvo cerca de obtener el triunfo en primera vuelta para el expresidente Tabaré Vázquez. Consiguió algo más de la mitad de los diputados y senadores, con lo cual se facilitará su acción futura, tras la exitosa gestión de Pepe Mujica. El mapa político sudamericano no se modificará en beneficio del neoliberalismo y la región podrá continuar con su camino integracionista y plural. Los triunfos de Evo Morales, Dilma Rousseff y Tabaré Vázquez permitirán que proyectos como Unasur y Celac se afiancen y profundicen.

Es indispensable redoblar esfuerzos para que en las elecciones que deben cumplirse en el ámbito latinoamericano en los próximos años se obtengan éxitos similares. No basta con ganar aisladamente, ya que la reacción actúa unida a nivel local e internacional. Frente a  Europa sumida en una crisis que va desde lo económico hasta los valores, a Oriente Medio en llamas, y al norte del continente americano amenazado gravemente con el narcotráfico y la impunidad, Sudamérica es, más que nunca en la historia, el espacio de la esperanza, en el que se está construyendo un futuro de paz, democracia  y justicia.

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