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El Telégrafo

Adolescencia, juventud y drogas: problema de todos (2)

03 de noviembre de 2012

Como todos los grandes problemas, el de las drogas es sistémico y complejo; requiere un enfrentamiento global, sin descuidar ninguno de sus múltiples elementos y factores. Estos pueden clasificarse en tres grandes grupos: A) los educativos, familiares, culturales, que se expresan en conflictos espirituales; B) los informativos, propaganda e imagen, que repercuten en la forma que entendemos la prevención y consumo de drogas; y C) políticos, militares, policiales, judiciales nacionales y multinacionales, que vendrían a controlar la forma en que se maneja la prevención, producción y tráfico de drogas.

El problema que encierra a todos es la crisis de la civilización moderna que conduce a las personas a valorar los bienes materiales en detrimento de los valores espirituales y la naturaleza: se vale por lo que se tiene, sin importar los medios para obtenerlo. Todas las personas son inducidas en todas las formas por la propaganda comercial para comprar y tener objetos. Se quiere que todos sean consumistas, adquieran objetos sin importar que la mayoría sean innecesarios o que tengan demasiado de ellos.

Uno de los males mayores de la civilización moderna es que, de la secularización de la cultura, se pasó al otro extremo: de tener una visión dominada por creencias religiosas y espirituales a no creer en nada y al vacío espiritual, rematado por una manipulada interpretación del relativismo cultural que induce a creer que no existen valores superiores y trascendentes.

El no poder tener y la presión del consumismo conducen a frustraciones, y el no creer que existan valores superiores, muchas veces, lleva a un vacío existencial, a una paralización o abandono. Como barco a la deriva y halado por intereses consumistas.

La expresión “todo es relativo” es mal utilizada por la manipulación de la propaganda comercial, que quiere crear angustia e incertidumbre, que nada vale sino los objetos que cada quien pueda tener. Lo que aclara, pero que casi nunca se lo cita, es lo que dijo Einstein, “que toda explicación tiene un campo de aplicación y un límite a partir del cual deja de funcionar y es reemplazada por otra explicación, que también tiene un campo de aplicación y un límite, y así sucesivamente”.

Los niños, adolescentes y jóvenes deben estar convencidos de que los valores éticos, morales, cívicos y espirituales sí existen y son superiores a los materiales, y en particular a los económicos. El exceso de objetos nunca garantiza la felicidad porque no pueden llenar su vacío espiritual.

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