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El Telégrafo

Administración por valores

16 de agosto de 2012

El viernes 10 de agosto, el presidente Rafael Correa y su equipo de gobierno dieron el informe anual de su quinto año de administración del Ecuador. Muy elaborada y brillante presentación en la cual destacan las cualidades didácticas del Presidente como profesor y orador, pero muy especialmente las del vicepresidente Lenín Moreno, un experto expositor y capacitador. Y los diferentes ministros y secretarios de Estado hicieron lo suyo.

Lenín Moreno dijo una gran verdad: “El gobierno de la Revolución Ciudadana ya es una leyenda que se percibe en la actualidad”. Es muy cierto. Los logros y cambios son increíble y largamente favorables al país si se comparan con las inmediatas anteriores administraciones. Este Gobierno ya es parte de la historia y una leyenda viviente.

Por alguna razón durante las cuatro horas y media de  este mensaje recordé  un libro de Ken Blanchard y Michael O’Connor: “Administración por valores”, que trata de cómo lograr el éxito organizacional y personal mediante el compromiso con una misión y unos valores compartidos.

Blanchard explica que en la vida hay tres actos. El primer acto es “realizar”, que es un acto natural del ser humano. Probablemente seamos la única especie que puede fijarse metas más allá de la supervivencia diaria. De tal manera que es muy normal que queramos realizar; que queramos ser algo. Sin embargo muchos creen que realizar es el único acto de la vida y siempre están buscando el siguiente triunfo, la siguiente conquista.

El segundo acto, “conectar”, tiene que ver con las relaciones, es decir la capacidad de estar con otros para ser. Consiste en experimentar lo que a diario ofrece el menú de la vida, invertir en su propia vida y en la vida de los demás y compartir su tiempo y sus capacidades en compañía de los amigos, miembros de la familia y otras personas.

Finalmente el tercer acto, “integrar”, o cambiar para ser, significa combinar los dos primeros actos; definir o redefinir los propósitos y valores y utilizarlos en la actividad diaria en formas que sean verdaderamente significativas para uno mismo y para las personas, los principios y los compromisos que más estime.

Comparemos estos cinco años de existencia de la Revolución Ciudadana guiados por Rafael Correa  y los actos de la vida que propone Blanchard  y está claro que se ha cumplido plenamente (quizás en demasía) con la etapa “realizar”,  pues  lo prueban las inmensas obras en salud, educación, infraestructura vial y los grandes proyectos de energía y minería. Por otra parte, estamos muy avanzados en la etapa “conectar”, pues el objetivo del buen vivir y la entrega que han tenido el Presidente y los líderes de este Gobierno para alcanzar dicha meta para el mayor número de ecuatorianos es posiblemente su emblemático logro y han sido recompensados por una amplia aceptación popular.

Queda ahora  por delante la etapa de “integrar”, a la cual ha contribuido  enormemente nuestro carismático vicepresidente Moreno para dar sentido y hacer que comprendamos el verdadero significado  del sumak kawsay  y de su rebelión. Su informe fue realmente una despedida que sinceramente lamentamos. Esta etapa es la más complicada en nuestra transformación.

Rafael Correa y sus eficientes y jóvenes colaboradores deben integrarse e integrarnos en una filosofía y cultura nacional que nos permita proyectarnos a un estable futuro en el cual nuestra Revolución Ciudadana esté enraizada en el corazón y el alma ecuatoriana. Si no cumplimos plenamente estas tres etapas de nuestra vida revolucionaria, la lucha habrá sido en vano. Ese es el reto. Esa es la administración por valores.

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