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El Telégrafo

Adiós a Brad Drewett

11 de mayo de 2013

El tenis se vistió de luto el pasado viernes 3 de mayo, con el inesperado deceso del presidente de la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales), el australiano Brad Drewett. El dirigente había anunciado el 15 de enero  pasado, durante el abierto de Australia, que dejaba indefinidamente su cargo como presidente de la ATP, debido a una grave enfermedad degenerativa que lo aquejaba, y que regresaría  a su casa en Sydney, Australia, a descansar junto a su esposa Joanne  y sus cuatro hijos: Jack, Ally, Joe y Tom, todos mayores de edad.

La enfermedad era la temible esclerosis lateral amiotrófica,  conocida en los Estados Unidos como la enfermedad de Lou Gehrig, por ser la causante de la muerte del famoso beisbolista del mismo nombre, en los años 30. En Francia se la conoce como la enfermedad de Charcot, en honor al médico francés Jean Martin Charcot, quien fue el primero en documentarla en el año 1869.

Esta enfermedad  afecta el sistema neuromuscular  causando que las células que controlan el movimiento de la musculatura disminuyan gradualmente su funcionamiento y mueran, dando como resultado una atrofia muscular que eventualmente impide realizar funciones básicas, como respirar. La enfermedad fue implacable con Drewett, quien murió casi cuatro meses después de  anunciarla públicamente.

Brad Drewett nació en Maclean, Australia, y desde muy pequeño  dedicó su vida al tenis. Fue campeón juvenil de Australia y una de las grandes promesas del tenis de su país. Fue zurdo, agresivo, fuerte físicamente, antes de cumplir 18 años llegó a los cuartos de final del abierto de Australia y se perfilaba como un futuro top 10, sin embargo, a pesar de todas las expectativas, su mejor ranking fue # 34 en singles y # 18 en dobles, ganó dos torneos ATP en singles,  en El Cairo (1982)  y South Orange, New Jersey (1983).

Tuvo muy buenos resultados como doblista, ganó 6 títulos y clasificó a disputar el torneo de maestros reservado a las ocho mejores parejas en 1988, junto al norteamericano Marty Davis. Formó parte del equipo australiano de Copa Davis en 1980. En su única presentación jugó dobles junto a Mark Edmonson, derrotando a los japoneses Jun Kamiwazumi y Shinichi Sakamoto en la victoria australiana por 5-0.

Tras su retiro como jugador profesional, entrenó a algunos jugadores juveniles australianos, posteriormente comenzó a trabajar como comentarista para los canales 9 y 10 de Australia. Poco a poco fue entrando en el mundo de la dirigencia y de los negocios en el deporte blanco. Fue electo como representante de los jugadores al Consejo de la ATP, en el que sirvió desde 1993 hasta 1999.

Ejerció como vicepresidente ejecutivo de ATP en el período de 1999 a 2003, desde 2003 hasta 2005 fue director general de la región Asia-Pacífico y Medio Oriente. Desde 2001 hasta 2011 fue director del torneo que reúne a los 8 mejores del mundo al final de temporada, lo que anteriormente se llamaba el Torneo de Maestros y que actualmente se conoce como Final del Circuito Mundial ATP, o ATP World Tour Finals en inglés.

A pesar del corto período que ejerció como presidente -se posesionó el 1 de enero de 2012-,  con su carisma y habilidad como negociador, Drewett consiguió importantes contratos publicitarios y televisivos, que le significaron a la ATP mejoras en sus planes de desarrollo y expansión, así como en los planes de retiro y pensión de los tenistas.

Pero tal vez su principal victoria fue que los organizadores de los torneos de Grand Slam finalmente accedieran a reducir su porcentaje de ganancias y que las repartieran de manera más equitativa con los deportistas. Drewett era muy querido por los jugadores, que lo veían como un amigo, uno más de ellos, alguien con quien se identificaban, a diferencia de sus antecesores, el sudafricano Etiene de Villiers y el estadounidense Adam Helfant, quienes ejercían como altos ejecutivos de grandes empresas antes de trabajar para ATP y tuvieron mucha resistencia de parte de las grandes estrellas, especialmente Nadal y Federer.

En homenaje a Drewett, se guardó un minuto de silencio durante el torneo Masters 1.000 de Madrid, en una corta ceremonia, a la que asistió la mayoría de los jugadores participantes, muchos de los cuales derramaron más de una lágrima.

Tuve el gusto de conocer a Brad Drewett. Recuerdo los intensos entrenamientos que realizamos  en la academia del legendario Harry Hopman, en Largo, Florida, junto a Andrés Gómez y Ricardo Ycaza, y desde entonces tenía esa ética de trabajo, ese carisma e inteligencia que lo llevaron a ser el líder más importante del tenis mundial. Va a ser muy difícil para la ATP encontrar un presidente que reúna todas las características que tuvo Brad Drewett, que pasó por todas y cada una las etapas que hay en el tenis con mucho éxito. Emularlo será,  definitivamente, una tarea muy complicada para su sucesor.

Descansa en paz Brad, y gracias por todo lo que le diste al tenis.

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