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El Telégrafo

Adelantemos el futuro

01 de febrero de 2012

“Cambio de era”, la expresión está de moda, ¿pero qué entendemos por ella y cómo podemos colaborar para que la nueva era que se nos viene sea mejor? Por la razón de que somos, todo el cosmos, una sola unidad, bien podemos influir positivamente en él.

Ya se nos dijo, para asustarnos, que el mundo terminará en diciembre próximo, como lo habrían profetizado los calendarios mayas. Sí, los calendarios mayas dicen que se acaba un período de 500 años de oscuridades y maldad y que se nos ofrece entrar en una era de mayor paz y armonía, si colaboramos para esto.

Los entendidos nos dicen que la actual era agrícola, de unos 5.000 años, se está acabando. Nos explican que los pilares que sostenían esta era han llegado a su máximo desarrollo y que su mala aplicación nos está llevando a la destrucción. Estos 3 pilares son el dinero -el oro robado a las “Indias”-, la rueda -motor de la industria- y la escritura -multiplicada por la imprenta. Hoy el dinero se ha vuelto incontrolablemente destructor, la industria contaminante y la escritura sin privacidad.

Al mismo tiempo que se termina esta era, está naciendo una nueva, con tres nuevos pilares que necesitan ser fortalecidos para que sigamos viviendo y viviendo mejor. Estos pilares son: la conciencia planetaria que nos ha hecho descubrir que somos una sola familia -la Pachamama de los incas-, una sola casa común, un único hogar. El segundo pilar lo conforman las redes sociales, es decir esta capacidad que tenemos de relacionarnos entre todas y todos para una unión de todos los pueblos a la manera de los indígenas iroquois, modelo que inspiró a los norteamericanos para conformar su confederación de Estados. El tercer pilar nos viene también de los incas, es la base de su organización comunitaria: es la reciprocidad, es decir la solidaridad que nos permita salir del individualismo agobiante.

El dinero, la industria e Internet van a seguir, pero estarán -si lo queremos así- al servicio de los nuevos tres pilares que están apareciendo, porque hay cada vez más grupos y pueblos que los están viviendo y los pregonan como salidas a los callejones sin salida que se nos impone y que nos dejamos imponer.

Por nuestra fe en unidad de la Creación, en la necesidad de la unión y del compartir solidario, los cristianos, junto a las mujeres y los hombres de buena voluntad, estamos llamados por Dios a ser los protagonistas decididos y esperanzadores de esta nueva civilización, de “un nuevo mundo posible, necesario y urgente”.

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