Un original evento tuvo lugar recientemente en la Academia Nacional de Historia del Ecuador, que se encuentra en proceso de renovación, especialmente para llenar vacíos que tienen que ver con la historia de la cultura en general, y de la cultura científica en particular, relegada ésta al olvido, aún por instituciones de vanguardia.
Investigadores científicos en matemática pura, matemática cuántica, química, física, ciencias de la vida, ciencias de la tierra, fueron llegando a la sala de reuniones de la institución, convocados para conversar sobre la factibilidad y organización de un simposio de historia de la ciencia y del pensamiento científico en el Ecuador, país donde la enseñanza de la historia está subsumida bajo el genérico de ciencias sociales. ¡Pensar que en España, la asignatura historia de las ciencias es parte del currículum de los estudiantes de secundaria, en una estrategia para estimular el surgimiento de los científicos que requiere el desarrollo!
Fue entusiasta la respuesta por parte de más de una docena de científicos invitados. La misma Academia de Ciencias del Ecuador envió un representante. Apoyan la iniciativa y hasta consideran que el simposio debería tener un carácter internacional, y abierto a todos los profesores, alumnos universitarios y de instituciones educativas, como al público en general. Sin embargo, se acordó que, por ahora, se trata de un primer esbozo de la historia de las Ciencias a nivel nacional.
El simposio tendrá lugar en noviembre de este año durante 2 días. Se publicarán las ponencias y recomendaciones en un libro. Además se recurrirá a los medios de comunicación para una amplia divulgación en favor de la cultura científica.
Ecuador ha sido un país privilegiado para la ciencia. Tiene y ha tenido una pléyade de valiosos científicos; recibió en época de la Real Audiencia a los más destacados científicos de Europa, no de visita por unos días, sino por 8 años. ¡Lo que significaría hoy un hecho similar! Además el Ecuador, gracias al jesuita Juan Hospital, se adelantó a José Celestino Mutis y al Sabio Caldas del Virreinato de la Nueva Granada, en el reconocimiento público del heliocentrismo, que fue la revolución científica del siglo XVI.
Es necesario y urgente impulsar en la actualidad la Cultura Científica, sobre todo entre la juventud estudiosa y deseosa de conocer el quehacer histórico científico de la ciencia, y poder incentivar a elegir profesiones relacionadas con la misma, recalcó uno de los participantes. Es lo que la Academia de Historia se propone con el simposio de historia de la ciencia.