Algo nada común recientemente conoció el mundo. Y ha sido precisamente el Presidente de la República, quien, como de costumbre, expuso a la humanidad planteamientos valientes, con franqueza y claridad ejemplares, que quizás pudieron haber sido tomados como irreverentes por la nación que quiere continuar manteniendo su dominio sobre el planeta. Esto sucedió durante la gira de nuestro primer magistrado por Rusia, Bielorrusia y Francia.
Pero ya se venía escuchando desde años atrás acerca de la mentalidad, la formación académica, el criterio filosófico, la personalidad y los arrestos de Rafael Correa, necesarios para poner en práctica la Revolución Ciudadana en nuestro país, un proceso transformador en lo político, económico y cultural, que se nutre bajo los enunciados de justicia social, democracia y soberanía plenas en beneficio del pueblo. De modo que en las naciones visitadas existía interés por escuchar a este ejemplo de gobernante.
En su gira transatlántica, Correa llegó a Rusia, Bielorrusia y Francia, para abrir puertas con el propósito de estrechar lazos de cooperación mutua entre el pueblo ecuatoriano y aquellas naciones, como así sucedió en efecto. En Moscú, nuestro primer magistrado concretó acuerdos bilaterales, en especial sobre comercio y cultura, además de anunciar convenios en los campos científicos, educativos y de combate al crimen organizado. Vladimir Putin recordó que Ecuador constituye uno de los principales socios comerciales de Moscú en América Latina.
Correa llegó a Rusia, Bielorrusia y Francia con el fin de estrechar lazos de cooperación mutua entre el pueblo ecuatoriano y aquellas naciones.Además, Rusia invertirá en proyectos termoeléctricos, gasíferos e hidroeléctricos de Ecuador. En esta su segunda visita a aquella importante nación, el presidente Correa señaló que tenemos un creciente intercambio comercial y que ese país ocupa el tercer lugar como destino de la exportación ecuatoriana no petrolera. En Bielorrusia, nuestro jefe de Estado dio paso a convenios de la industria automotriz. Pero lo cierto es que la visita de nuestro gobernante a esas naciones gigantes del desarrollo y la cultura mundiales conmocionó al mundo. Llegaba a aquellas tierras un confeso contestatario de la política de Estados Unidos, uno de los presidentes latinoamericanos más conocidos por su liderazgo en esta subregión, que ha puesto de manifiesto una nueva manera de gobernar una nación, por pequeña que sea, rescatando su soberanía y liberándola de toda intromisión extranjera.
Durante una conferencia dictada en la Universidad de la Sorbona de París, Correa manifestó ante 2.000 estudiantes, que “América Latina es experta en crisis, porque las ha conocido todas”, pero lamentó que en Europa se estén aplicando las mismas recetas que retrasan la salida de la crisis, como sucedió en los años 90 en nuestra subregión. En este punto el Presidente ecuatoriano aconsejó a los países europeos “a no hacer el más mínimo caso al Fondo Monetario Internacional”. “Desde que en Ecuador no les hacemos caso, somos el país que más crece, el que más pobreza reduce”. Apasionado por la ciencia y la cultura, y consciente de la necesidad de desarrollar el talento humano, Rafael Correa llegó a decir en París, en el marco de un encuentro con empresarios del país galo: “Le cambio todo nuestro petróleo a Francia por su talento humano”.
Siguiendo este criterio, los dos magistrados, Correa y Hollande, dieron a conocer que el primer acuerdo binacional firmado fue el de la cooperación científica, universitaria y cultural. Se acordó que Francia apoye la constitución de la Ciudad del Conocimiento Yachay, y que así mismo asista a la Universidad de Ikiam, en la Amazonía ecuatoriana. Hollande reconoció que Ecuador es un país que está en pleno camino de desarrollo y que, para continuar en esa senda, se necesita tecnología y ciencia, algo que Francia está dispuesta a darle a Ecuador.