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El Telégrafo

A propósito del 1 X 1

16 de abril de 2012

Sudakaya, banda ecuatoriana que este año cumple 10 años de trayectoria, que ha tenido giras en Europa y Sudamérica, acaba de regresar de los Estados Unidos con fechas en New York, Chicago, Miami, terminando en la ciudad de Austin en el marco del festival SXSW uno de los más importantes del mundo. Pero no solo Sudakaya ha estado presente en tan importante evento, Rocola Bacalao, banda ecuatoriana, estuvo el año pasado en el mismo festival y tiene a su haber 2 giras por Europa, 4 discos y distribución de su música por medio de la red.

Estos son 2 ejemplos de  historias que tienen un denominador común, las 2 han tenido muy pocas oportunidades de sonar en las radios ecuatorianas; en conclusión, eso ha contribuido a que muy poca gente se haya enterado de la existencia de las mismas o de su trayectoria dentro y fuera del Ecuador, y en la mayoría de los casos nunca han escuchado su música.

A propósito de la nueva Ley de Comunicación, uno de los temas más polémicos es la exigencia para que las radios musicales ecuatorianas destinen un 50% de su programación a canciones hechas en el Ecuador.

La propuesta parece lógica en un principio, claro, partiendo del supuesto de que todas las radios ecuatorianas tienen clara la película de que son un medio de comunicación y que su fin es informar, divertir, entretener, educar y en la mayoría de los casos difundir música.

La razón por la cual no debe aprobarse esta norma para algunos radiodifusores es que no existe la suficiente cantidad ni calidad de música hecha en nuestro país como para poder cumplir con este requerimiento. Se orquestó una campaña de radio y televisión durante algunos meses en la que el argumento utilizado es que el público tiene el derecho a decidir qué escuchar, y que es obligación del público no permitir que coarten ese derecho.

Un mensaje “inocente” escondido en no tan inocente mensaje que sonaría más bien así: “nadie puede cuestionar el derecho que tenemos los dueños de las radios en decidir por nuestros escuchas lo que ellos piensan que quieren escuchar”. Suena confuso, verdad. En resumen, están por sobre los gustos y preferencias de sus oyentes.

En fin, en este tema la “libertad” no tiene mucho que ver. ¿Cómo puedo decidir lo que me gusta o lo que quiero escuchar si no tengo la oferta amplia?, ¿cómo puedo saber yo, como radioescucha, qué es lo que me gusta o no?, si no tengo la  oportunidad de escuchar algo que no sea direccionado desde las grandes disqueras internacionales, como lo último de Shakira, Maná o Arjona y todo al ritmo inquietante del eu si te pego sonando por cuadragésima quinta vez en el día.

Hace pocos días se realizó un foro en el Ministerio de Cultura, con presencia de la Ministra. Estos encuentros no sirven de nada si no se hace una socialización adecuada, si seguimos pensando que la gente que hace música se reduce a los más visibles; es por eso que es más fácil encontrar consensos en el cine, ya que se puede identificar quienes son los que lo hacen; en la música son muchos actores, géneros, locutores, empresarios, sonidistas, estudios de grabación, músicos en general; hablar de una representatividad es bastante complejo.

El tema del 1X1 puede ser discutido, perfeccionado o talvez desechado por inconsistente o excluyente, ya que debería planearse un reglamento adicional en el que se pueda incluir en la programación regular diferentes géneros musicales.

Lo que implicaría este reglamento es que la programación de las radios podrían diversificarse, dando espacios a diferentes estilos musicales, llegando a públicos diversos, especializando programas y así pudiendo ser incluyentes, algo que la radio ecuatoriana no ha podido o no le ha interesado serlo.

De esta forma, bandas como las antes mencionadas y mucha otras tendrían el espacio y las oportunidades que se merecen, los oyentes ampliarían la oferta musical, podrían escoger lo que les gusta o no, y buscarían la producción discográfica ecuatoriana, las oportunidades de hacer conciertos se ampliarían para muchos y así creo que comenzaríamos a vivir el comienzo de una verdadera industria musical ecuatoriana, la misma que hasta el momento no existe.

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