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El Telégrafo

A la Segunda Independencia

11 de junio de 2012

El camino es largo, tortuoso y difícil, pero cada vez más es cierto que América Latina va, pacíficamente, a la Segunda Independencia.

Todavía quedan indicios de presencia de tropas extranjeras sobre el suelo americano, pero cada vez son menores.
El dominio imperial que nos caracterizaba como un conjunto de colonias disminuye y permite avizorar que, más temprano que tarde, nos liberaremos del yugo político, económico, geopolítico.

La terminación de la presencia de la base militar de Manta, Ecuador;  la nacionalización de la empresa española YPF, de Argentina; la eliminación del manejo de la telefonía de Bolivia; el cambio del Consenso de Washington al Consejo SIN Washington en el continente; el compromiso de que nunca más habrá una Cumbre de las Américas sin la presencia de Cuba; la develación de las equívocas decisiones de la OEA puesta al servicio de los intereses de los poderosos Estados Unidos y Canadá; la denuncia del TIAR; el voto norteamericano a favor de la propuesta de que dialoguen el Reino Unido y Argentina sobre las islas Malvinas, son algunos síntomas de rebelión para llevarnos a la Segunda Independencia.

El agrupamiento en el ALBA de Naciones bajo la insignia y el ejemplo de los próceres, encabezados por Bolívar, nos marcan la ruta a seguir, que continúa con UNASUR y CELAC. Cada vez avanza más la democracia participativa para sustituir a la pseudo representatividad de una democracia electorera lejana de la justicia social.

De igual forma es evidente que el dogmatismo y sectarismo de grupillos que sustituyeron la anarquía por la ideología han ido perdiendo terreno frente al valor que tiene la participación ciudadana estimulada por el avance de la igualdad de género, de la valoración de la ciencia y la tecnología como palanca de la juventud para la incursión en las responsabilidades que obliga a todos a fortalecer el Estado como eje de la socialización de los bienes y servicios, dando prioridad al ser humano por encima del mercado y la división de la nación por la injusta y desigual existencia de clases sociales.

Todo ello es parte del cambio de época que tiene al final del túnel la conquista de la Segunda Independencia, cuando reafirmemos nuestra identidad latinoamericanista.

Las vidas de Salvador Allende, de Martin Luther King, del Che Guevara y centenares de líderes y mártires que ofrendaron su existencia  en pro de la Segunda Independencia de nuestro continente, no fueron un sacrificio vano. El camino es largo, difícil y tortuoso, pero no cabe duda que vamos avanzando para llegar hasta la victoria.

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