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El Telégrafo

“A Cuba porque es la capital…”

01 de febrero de 2014

Se lee en el mural del chileno Roberto Matta a la entrada de Casa de las Américas de La Habana. Frase premonitoria si pensamos en la excelente conducción de la presidencia pro témpore de la Celac por parte de Cuba, que culminó en la II Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno reunida en su capital el 28 y 29 de enero.

La prueba está en la concurrencia de los 33 países que la conforman y la presencia de 30 mandatarios que con ello dan un respaldo contundente a la isla y su política exterior, frente al anacrónico bloqueo y a la inclusión de Cuba entre los países terroristas por parte de la potencia norteamericana.

Más allá de las proclamas retóricas, los frutos de la nueva relación intrarregional se cristalizan  cuando, con la colaboración de Brasil, se inaugura en el puerto de Mariel una gigantesca terminal de contenedores.

Por fin el sueño de los Libertadores encuentra continuidad en la conducción de sus sucesores. El futuro pertenece a nuestros pueblos.Con ello se expresa la fe en el futuro de Cuba, después del asedio ejercido contra ella a partir del bloqueo impuesto por Estados Unidos, pese al continuo rechazo mundial expresado en la ONU por votación casi unánime de sus miembros. Ningún otro país de la región ha soportado desde una invasión armada hasta la acción de grupos terroristas que han asesinado a cubanos, dentro y fuera del país, a más del boicot permanente a su comercio exterior y a su economía, la expulsión de la OEA, la ruptura de relaciones diplomáticas de los países latinoamericanos con la excepción de México.

El cambio radical de la posición regional, más allá de las trascendentales resoluciones de la Declaración de La Habana se da en el hecho mismo de la reunión de gobernantes de distinto signo político e ideológico, en un ambiente distendido y fraterno, respetuoso de la ‘unidad en la diversidad’, principio que rige a la Celac.

Los cambios históricos fueron visibles en las voces de agradecimiento a Cuba por la forma ejemplar en la que condujo a la Celac en el año de su presidencia.

Hace poco tiempo hubiera sido insólito pensar que los presidentes de Guatemala o Paraguay hicieran público su reconocimiento a la memoria del comandante Hugo Chávez, principal promotor del actual proceso de integración, o que de las manos del comandante Raúl Castro pase la dirección a las de la presidenta Laura Chinchilla, de Costa Rica.

La madurez alcanzada por la región es incuestionable y ha conseguido vencer presiones y amenazas. Por fin el sueño de los Libertadores encuentra continuidad en la conducción de sus sucesores. El futuro pertenece a nuestros pueblos.

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