La década de los 60 fue crucial para la historia ecuatoriana y latinoamericana. Década pos-Cuba, inicio de dictaduras militares, persecuciones políticas, presencia de guerrillas, anticomunismo, llegada de los hippies, los ejemplos de Fidel y el ‘Che’, y el papel esperanzador de la universidad.
En aquel tiempo iniciaban los estudios de medicina aquellos que hoy continúan dando sus lecciones, como el Dr. Rodrigo Yépez Miño, mediante su libro Formación de los médicos en el Ecuador en los últimos 50 años, 1960-2010. El autor recorrió desde estudiante las aulas y las salas hospitalarias, participó en las jornadas y congresos médicos estudiantiles de medicina. Luego se integró como ayudante y más tarde como profesor agregado y, finalmente, principal de la facultad en donde llegó a ser director de la Escuela de Medicina y más tarde su decano durante varios períodos.
Aunque el libro anote que es “con especial referencia a la facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Central del Ecuador”, traza la historia del tema para el Ecuador entero en dicho período. La obra es de lectura obligatoria para los docentes universitarios y para los planificadores de los servicios biomédicos y de salud.
Con la colaboración de diversos autores la obra aborda en la parte I el escenario económico, social y político del país y de los servicios de salud, en la parte II efectúa una detallada y documentada visión de la docencia, completándose con la visión estudiantil en la parte III. La parte IV muestra la visión de los médicos recientemente graduados, incluyendo en la V a la Asociación de Facultades de Medicina y en la VI a los organismos internacionales, como la OPS. La parte VII se refiere a la formación de médicos en el período al que se refiere el libro, para concluir en la VIII y IX con el proyecto Andes y las experiencias educativas innovadoras.
Es loable el esfuerzo de sistematización, con visión propia, tras una larga experiencia. Un notable aporte a la educación médica nacional. Un ejemplo de trabajo colectivo de una generación que se mantiene activa (uno de los colaboradores asumirá pronto el rectorado de la Universidad Central).
Luego de cincuenta años, se sabe que la formación del médico que Ecuador necesita debe planificarse, colectivamente, mediante diálogos permanentes entre todos los actores, tanto de la vertiente universitaria como de los servicios, públicos y privados, de la biomedicina y de otras áreas que se refieren a la integralidad de la salud.