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El Telégrafo

40 años después... otro Carnavalazo

23 de febrero de 2012

Fue precisamente por esos días, en los que la gente anda mojándose o cuando muchos otros planifican éxodos fuera de la ciudad donde habitaban  y trabajaban,  que una junta militar tomó el poder en Ecuador, el manejo del petróleo estaba en juego y los civiles no lo administrarían.

“Bombita”, que solo días antes había jurado fidelidad al Dr. José María Velasco Ibarra, da el golpe de gracia y envía al mandatario a su casa.

Otro golpe de gracia similar, sin dictadura de por medio, se dio 40 años después y también en pleno carnaval, esta vez una junta de árbitros de fútbol se tomó el poder y decidió no trabajar hasta que sus pedidos fueran atendidos, si no hay árbitros no hay partidos y, por ende, no hay campeonato, resultado: suspendido el certamen profesional de fútbol de Ecuador.

El tribunal encargado de evaluar los actos arbitrales está formado por quienes los hombres de negro consideran que no son los indicados para emitir un juicio final, son hombres de fútbol, pero no con el suficiente conocimiento técnico para sentenciar sanciones domingo a domingo.

Es como si existiera una comisión de evaluación del trabajo de los arqueros y el grupo esté conformado por  seis ex delanteros y ningún ex arquero, si bien son hombres de fútbol, en esa comisión no estará presente una visión más técnica y personal del puesto.

Ante esta circunstancia el pedido de los árbitros fue que incluyan en aquella comisión a ex colegiados, lo solicitaron una vez, dos veces y tres veces... la Federación dijo que lo resolvería, que tuvieran paciencia y que el 29 de febrero (es año bisiesto, no crean que estoy loco) todo quedaría en orden.

Sin embargo, no hubo orden y los señores encargados de imponer esa virtud en la cancha decidieron no pitar hasta que su solicitud sea respondida con hechos.

¿Muy radical la medida?, ¿tienen razón los colegiados?, ¿abuso? o ¿pedido coherente de parte de los árbitros?
La Federación fue muy formal y prudente en sus declaraciones oficiales post-paralización, no explotaron en coraje y dejaron saber que se aplicaría el reglamento, que las sanciones serán inminentes.

Ayer debieron reunirse réferis y dirigentes, no sé si para cuando lean esto ya exista una alianza de paz y todo esté listo para volver a las canchas.

Lo cierto es que la solemnidad para tomar decisiones y cambiar medidas problemáticas es muy lenta y radicalmente formal en la institución que organiza el fútbol de este país.

Hace un par de años se decidió que los equipos tenían que alinear un futbolista de categoría Sub-18 de manera obligatoria, lo que no se dijo fue el tiempo que debía estar en cancha, ante tal vacío se iniciaron las permanencias express en cancha, los equipos ponían a los muchachos y tan pronto habían pasado 25 segundos hacían el primer cambio, jovencito a la banca y el supuesto titular jugaba el resto del partido.

La reglamentación pudo haberse sometido a reforma de manera inmediata, en una sola reunión, sobre la marcha podrían cambiar algo que favorecía el fin de la regla: que jueguen los juveniles..., pero no, resulta que esas reformas  solo se pueden tratar  en un congreso a inicio de año, por lo cual había que esperar 10 meses para que a inicios de un nuevo año se cambiara la regla.

Me van a decir que era tan difícil reunirse y en dos patadas resolver semejante vacío en la reglamentación..., pero no, la formalidad pesó más y durante   un año los jóvenes futbolistas completaban un promedio de 1 minuto en cancha.

Lo mismo ocurrió con el sorteo de árbitros, sobre la marcha todos se dieron cuenta de que no funcionaba, mas era tarde, ya se había tomado la medida y para cambiarla había que esperar a iniciar otra vez el año y que en el congreso se cambiara una regulación que no aportaba en nada al desarrollo del torneo.

¿No pudieron resolver este problema con esa agilidad que se pide y que se ha perdido últimamente ante el severo respeto a la formalidad del congreso de inicio de año?

Bajo ese mismo parámetro pudieron haberse reunido y modificar el reglamento que impide que árbitros extranjeros vengan al fútbol ecuatoriano.

Hubiera sido una medida de hecho radical y seguramente cuestionada por muchos, tan radical como la de los réferis de paralizar sus acciones.

Por momentos es necesario golpear fuerte  la mesa..., esta vez los árbitros golpearon primero.

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