En él se cumplieron 100 años de la Primera Guerra Mundial, con su carga de 20 millones de muertos. Se pensaba que a su fin se consolidaría la paz, pero las modificaciones de fronteras y la feroz carga impuesta a Alemania por los vencedores, abonaron el terreno para la conflagración iniciada en 1936, que arrebató la vida a 50 millones de personas. El mundo no aprendió la lección en las postguerras y durante todo el siglo XX, en el marco de la Guerra fría, el planeta apenas vivió un día de paz.
Las prensa nacional e internacional ha relievado acontecimientos trascendentes ocurridos en sus 12 meses. Negativos unos, como la expansión del ébola en África; la crueldad del llamado Estado Islámico que ha cubierto de sangre a buena parte de los países de confesión musulmana; atentados, asesinatos televisados, secuestros de cientos de niñas, han sembrado el terror en vastas zonas, ya víctimas de la política imperial, que destruyó países y gobiernos y persiste en ser árbitro del bien y del mal, aunque no respete los derechos que exige de los demás. Avanza el racismo a su interior y la prepotencia en lo externo, alimentando el sector bélico-industrial, cada vez más poderoso. Penosos accidentes han enlutado a países enteros y México clama por sus muertos. No obstante se han conseguido adelantos espectaculares en el ámbito espacial, y la ciencia progresa en forma imparable.
En América Latina se cumplieron procesos electorales, en los que triunfaron gobiernos progresistas que, en mayor o menor grado, impulsan cambios estructurales profundos. Ello ha robustecido los afanes integracionistas de la región, especialmente en Sudamérica; el progreso se manifiesta en forma pragmática en proyectos que, con la inauguración en Quito de la sede de UNASUR, serán fortalecidos: el Banco del Sur, el Fondo Sudamericano de Reservas y anunciadas instancias en los ámbitos jurídicos, figuran como próximas realizaciones. Se aspira ya en forma realista a la ciudadanía sudamericana y más lejanamente a una moneda común. En forma evidente, la mayoría de los ciudadanos de la ‘patria grande’ vive mejor que antes y, consecuentemente, la enorme riqueza cultural de nuestros pueblos se manifiesta a más alto nivel y, lo más importante, en forma inclusiva, igual que el desarrollo social. Mejoran los índices de salud, educación, vivienda, bienestar social; aún en aquellos gobernados por mandatarios de tendencias opuestas, se toma como ejemplo lo que acontece en los que avanzan en forma abierta hacia la superación de un orden social y político injusto.
Cabe destacar como hecho relevante, aún más que la apertura de relaciones entre Cuba y los Estados Unidos, la liberación de los tres héroes que aún se mantenían en cárceles del imperio. Cese o no el que Rafael Correa ha llamado con razón ‘criminal bloqueo’, hay un reconocimiento expreso del triunfo de la Isla, al llegar al 55 aniversario del triunfo de su revolución. Ahora la presión se ejercerá por otras vías y contra otros procesos como el de Venezuela, pero la estoica resistencia cubana ha demostrado que es posible vencer.