En este nuevo año las proyecciones para la Revolución Ciudadana (RC) son buenas. Las tareas del Gobierno, Asamblea y Alianza PAIS (AP) son fundamentales.
La RC recoge los objetivos y anhelos de las heroicas luchas del pueblo contra el colonialismo, la independencia política, sus libertades y derechos en todos los tiempos, hasta la acción revolucionaria del presente en pro de democracia, equidad, justicia, socialismo y desarrollo.
Impulsa un proceso de cambio radical para construir el socialismo del Buen Vivir; esto es una economía y sociedad incluyentes, solidarias y justas; promueve la libertad basada en la justicia, la democracia, la paz y el bien común.
Es la voz de los desposeídos, nacionalidades, pueblos y culturas que conviven en nuestro territorio; hombres y mujeres que han sufrido exclusión y marginación; en un país que desde su nacimiento en 1830, con tan solo el paréntesis de la Revolución Alfarista, favoreció a grupos privilegiados de una república terrateniente, aristócrata y oligárquica, que organizó un Estado burgués, débil y dependiente.
El gobierno de AP, con apoyo popular inmenso, a pesar de la resistencia de la oligarquía, el imperio y sus voceros, en buena medida lo ha liquidado, recuperando su majestad, soberanía, lo público, el petróleo y la planificación; haciendo respetar y respetando la naturaleza, los trabajadores, la justicia.
Con el manejo austero de la economía y una administración fiscal responsable, ejecuta una gigantesca obra pública y programas sociales en beneficio, sobre todo, de los más pobres. Hay que consolidar la revolución en la justicia desterrando las corruptelas, la educación en todos sus niveles y la salud, privilegiando la preventiva y familiar.
Es tarea inmediata acelerar la construcción del Sistema Económico Social Solidario, intensificar las políticas redistributivas y democratizar la propiedad de los medios de producción, en especial la tierra agrícola.
En lo internacional, mantener la línea de defensa de la soberanía y contribuir a afianzar Unasur, Celac, la ALBA y avanzar con la integración política y militar; más allá de lo económico, financiero y comercial. Mantener y profundizar todo esto es un gran reto, responsabilidad histórica, exigencia del pueblo, incluidos más de un millón de adherentes de AP.
Por ello Rafael Correa ganará las elecciones en primera vuelta y en la Asamblea las fuerzas del cambio tendrán mayoría; por lo que AP, con adecuada organización, deberá impulsar leyes que la revolución requiere; entre ellas, las de comunicación, de la revolución agraria y seguridad ciudadana.
AP debe tener debe tener un rol protagónico, es inevitable la organización del pueblo, a través de los CRC y movimientos sociales; la organización de la participación ciudadana debe ajustarse, creando el poder popular, con apoyo de la Secretaría de Pueblos y el Ministerio de la Política.
AP debe sentar las bases para la construcción, en firme, del Partido de la Revolución Ciudadana, que unifique l@s revolucionari@s de la patria, base del desarrollo, sustentabilidad y sostenibilidad de este proyecto político.