Umpiérrez sueña que su familia la vea en el Mundial
La árbitra uruguaya Claudia Umpiérrez proviene de una familia futbolera con un padre entrenador, un tío exfutbolista y un abuelo y una tía réferis, y si bien aseguró que nunca estuvo en sus planes seguir sus pasos, hoy, con 35 años, se alista para pitar su segundo Mundial femenino.
La colegiada explicó que practicó el balompié hasta los 16 años, cuando decidió acompañar a su tía a un curso de arbitraje para hacerlo juntas, algo que no pudo llevar a cabo por ser menor de edad.
Finalmente, en 2003, cuando ya había abandonado su ciudad natal Pan de Azúcar, en el sureste de Uruguay, y estaba instalada en la capital (Montevideo) estudiando abogacía, pudo seguir adelante con su idea.
“Me enteré de que había un curso de arbitraje y el interés se me despertó, más que nada por el hecho de aprender las reglas y de repente poder hacer algo de plata para mantenerme, porque mis padres obviamente me pagaban el alquiler, la comida, etcétera, así que era una manera de ayudarlos”.
Tras culminar el curso, en 2004 comenzó a pitar en juveniles donde arbitró sub-14, sub-15, fútbol femenino y algún partido de sub-17.
“Hice cuatro años de cuarta categoría, subí a tercera, hice un año solo, después estuve seis años en segunda y ahora este es mi tercer año en primera división de Uruguay”.
En el paso por las distintas categorías del fútbol uruguayo, la jueza subrayó que hay muchos cambios porque en el medio “hay maduración, experiencia y heridas de guerra, de batallas ganadas y otras perdidas”.
La uruguaya, quien en 2010 se transformó en internacional, remarcó que ese “fue un clic” en su carrera, ya que en 2012 pitó en el Mundial Sub-17 de Azerbaiyán y comenzó el proceso que la llevó a dirigir el Mundial de Canadá 2015.
Cuatro años después y con la confirmación de la designación para el Mundial de Francia, la uruguaya aseguró que vive “un sueño maravilloso”, ya que no imaginó que todo lo alcanzado hasta ahora sería posible.
“Cuando terminó el Mundial de Canadá, que estuve de cuarta en la final, nunca pensé que iba a estar de vuelta en otro proceso”.
A cinco meses del comienzo de una nueva Copa del Mundo, Umpiérrez, quien resaltó que hay días que descansa menos de lo que debería porque la rutina la complica, dijo que hace tiempo les prometió a sus padres que, si era convocada, les regalaría los pasajes para que fueran a verla en algún partido.
Además, espera que su esposo y su hija también puedan acompañarla. “En Canadá (mi hija) tenía un año nada más y ella no se dio ni cuenta, la que extrañaba más fui yo, que estuve 42 días lejos y se hizo muy largo, pero ahora se nos hace más largo a las dos”.
Pese a esto, cree que cuando su pequeña sea más grande va a entender que “cuando uno ama algo tiene que ponerle pilas y trabajar y hacer todo para conseguirlo”.
Asimismo, comentó que si su hija quiere ser árbitra la apoyará en su decisión.
Umpiérrez, quien pita tanto en el fútbol femenino como en el masculino, explicó que, pese a los gritos que recibe desde las tribunas, nunca se sintió agredida por un tema de género y que le encanta que más mujeres se sigan anotando para realizar el curso de jueza. (I)