Gerardo ‘El Mortero’ Estupiñán: Un bar es su tributo al fútbol
Un gol suyo provocó que el techo de la tribuna del estadio Bellavista de Ambato se desplome. El incidente no dejó muertos, pero el momento es imborrable. “Ese gol lo tengo bien grabado”, dice el exfutbolista Gerardo ‘El Mortero’ Estupiñán, quien tras retirarse del fútbol se dedicó a los negocios.
Aquel tanto, además de causar tremendo susto en los espectadores, dio a Técnico Universitario su primer vicecampeonato nacional y la primera clasificación a la Copa Libertadores de América.
“Agarré la pelota en la media cancha, la saqué al lado izquierdo. Roque Párraga la recibió y tiró un centro pasado. El paraguayo Armoa, en vez de cabecearla al arco, me la sirvió y yo estaba justo a la altura del manchón penal. Le pegué a la pelota sin dejarla caer y el ‘Ñato’ García (arquero) no pudo hacer nada. Fue un gol muy celebrado, tanto que el techo de zinc se vino abajo con los hinchas. Casi mueren de la emoción”, rememora el exdelantero, mientras esboza una sonrisa.
Con aquella conquista, el ‘Rodillo rojo’ le ganó 2-1 a Emelec y alcanzó el subcampeonato de 1978, uno de los logros más importantes en la historia del club.
La anécdota surge mientras revisa las 25 gorras que forman parte de ‘La Número 1’, el único bar de Barrio Caliente (Esmeraldas) que él inauguró en 2010 y en donde hoy exhibe artículos de fútbol y portadas de sus discos favoritos de salsa, un ritmo que lo ‘mantiene vivo’.
Llegar allá no fue difícil, en su barrio todos lo conocen. Alfredo Plaza -o ‘Plazita’, como le dicen los vecinos- no dudó en llamar al ‘Mortero’ y obligarlo a abrir el bar a las 11:40 -habitualmente lo hace a las 14:00- para que relate su historia a EL TELÉGRAFO.
Apenas se levanta la puerta, las insignias de Barcelona, Liga de Quito, Aucas y Emelec se destacan en las columnas del local. Más que un lugar de encuentro, ‘La Número 1’ es una máquina del tiempo. Basta mirar las fotos para trasladarse a las décadas del 70, 80 y 90, pero también se destacan los pósters de figuras actuales como Felipe Caicedo y el fallecido ‘Chucho’ Benítez.
Las mesas están recogidas, así que Gerardo ágilmente acomoda las sillas y enseguida el diálogo se convierte en un encuentro de amigos que le trae a la memoria las festividades de Año Nuevo, que compartió con Ítalo ‘Yerbita’ Estupiñán, su hermano mayor, y el primer futbolista ecuatoriano ‘exportado’ a México (club Toluca, 1975).
Los Estupiñán crecieron en Barrio Caliente, la zona más popular de Esmeraldas, que entre las décadas del 50 y 60 constituyó el centro de diversión de la ciudad, por la proliferación de salones de baile, aunque el nombre también se relaciona con el incendio que en 1951 consumió varias manzanas, y en el cual falleció mucha gente.
De la casa de sus padres, entre las calles Ricaurte y 6 de Diciembre, Ítalo y Gerardo salieron hacia el balompié profesional cumpliendo la mayoría de edad. Aunque no al mismo tiempo, ambos emigraron a la Sierra para forjar sus carreras.
El primer ‘Mortero’
“En una transmisión que compartí con Carlos Efraín Machado en Ambato se me salió lo de ‘El Mortero’. No recuerdo a qué equipo de Quito le marcó el tanto, pero realmente fue un cañonazo”, cuenta Fabián Gallardo, narrador deportivo con 36 años de experiencia.
Aquella transmisión para Nueva Emisora Central fue un buen augurio para Estupiñán. Gallardo dice que el apodo se consolidó porque el atacante continuaba marcando goles. Entre las virtudes del ariete resalta la buena ubicación en el área y la potencia de su remate derecho.
Gerardo fue la primera versión de aquel sobrenombre que años después Gallardo reutilizó para realzar la fuerza con la que remataba el volante Segundo Castillo.
Por respeto a Gerardo, pese a que jugó en una época distinta a la de Segundo, el locutor orense utiliza el apodo de manera diferente cuando se refiere a este último. “A él lo llamo ‘El Mortero de San Lorenzo’, en alusión a su tierra natal”, dijo.
Pero ese no es el único mote con el que se conoce al menor de los Estupiñán. Alfredo ‘El Flaco’ Encalada (56 años), director técnico y exjugador profesional, afirma que cuando fueron compañeros en el Deportivo Quito de 1982 a Gerardo le decían ‘Don Gerar’, por ser una gran persona y muy ‘ayudador’ dentro del grupo. En el conjunto ‘chulla’ no despuntó como definidor, pero su trabajo por la banda derecha lo convirtió en un buen habilitador.
Gallardo y Encalada lo califican como un jugador técnicamente bien dotado e inteligente en la cancha. No tuvo la trascendencia de otros delanteros, pero por su calidad humana se ganó la estima de mucha gente. La casaca con la que más brilló fue la de Técnico Universitario.
Un hombre responsable
El video de la canción ‘Que alguien me diga’, del salsero Gilberto Santa Rosa, rueda en ‘La Número 1’. El puertorriqueño es uno de los artistas preferidos de Gerardo.
arcia Jaramillo (55 años) es su esposa, quien destaca su gusto por el son y la salsa. Pegadito o separado, baila ‘recontra’ bien, asevera. También reconoce su buena mano para la cocina, pues él le enseñó a preparar el encocado.
Se conocieron en Quito hace 41 años. Ítalo los presentó. Marcia tenía 14 y Gerardo estaba por cumplir 18 cuando llegó junto a José Voltaire Villafuerte a las reservas de El Nacional, luego de ser transferidos desde el Vargas Torres, un club amateur de Esmeraldas.
En aquel entonces el elenco ‘criollo’ se entrenaba en el cuartel Eplicachima, en el sur de la capital. “Ítalo no sabía que yo llegaba, así que cuando me vio pidió que regresara a casa. No quería que mi madre se quedara sola. Carlos Torres Garcés, Wilson Nieves, José Tenorio, Carlos Delgado y otros compañeros del primer equipo lo convencieron de que yo tenía derecho a abrirme camino en el fútbol”.
Gerardo se formó en las reservas ‘criollas’ con Milton Rodríguez, José Villafuerte, José Jacinto Vega, Flavio Perlaza y otros juveniles que más adelante se convertirían en figuras.
En 1974 fue vendido a Técnico Universitario, ahí conquistó los subcampeonatos de 1978 y 1980. Para 1982 firmó con Deportivo Quito y en 1983 se incorporó a Emelec. En 1984 retornó a Técnico y en 1985 se vinculó al América de Quito. Ese año se retiró del profesionalismo.
A partir de 1986 Gerardo se enfocó en distintos negocios, estuvo en México varios meses, pero después se radicó en Los Ángeles (EE.UU.) por casi 4 años. La estadía le fue grata: actuó a nivel amateur en el club Río Guayas y retornó a Ecuador en 1990. Por 2 años se estableció en Ambato (vendía ropa americana) y luego se mudó a Quito.
Marcia le agradece a Dios por haber puesto a ‘El Mortero’ en su senda. Aunque “un poquito mal genio”, es un hombre responsable, siempre preocupado porque a ella y a sus hijos no les falte nada.
El dinero que ganó en el balompié profesional lo invirtió bien. En el norte de Quito tuvieron por 18 años un delicatessen (restaurante) y desde su retorno a Esmeraldas, hace casi 4 años, mantienen el bar.
A Gerardo se le quiebra la voz al referirse a la situación de algunos excompañeros. Le duele la pobreza en la que murió Carlos ‘El Bacán’ Delgado y desea que Orly ‘El Zapatón’ Klínger deje el alcohol.
Con una melancólica sonrisa recuerda a sus padres. Está convencido de que los buenos ejemplos forjan los valores en los hijos.
Los clientes empiezan a llegar y uno de ellos es un viejo conocido: Elías De Negri, otro exfutbolista que militó en El Nacional. Saludan, sonríen. En su local ha recibido a reconocidas estrellas del balompié ecuatoriano. De los nuevos menciona a Iván Hurtado y Pedro Quiñónez. Orgulloso señala la camiseta del Manchester United que le obsequió Antonio Valencia. En ella constan las firmas de Rooney, Berbatov, Nani, Kagawa, ‘Chicharito’ Hernández y otros compañeros de ‘Toño’ en 2012-2013.
Esa prenda, junto a las de Felipe Caicedo cuando militaba en el Manchester City y la de Fidel Martínez en el Tijuana, son los tesoros de su local, al que considera un ‘tributo’ al jugador ecuatoriano, sobre todo al esmeraldeño.
Lamenta que ninguno de sus hijos se haya dedicado al fútbol profesional, pero tiene la esperanza de que alguno de sus nietos lo haga. El menor, Amir, de apenas 3 años, tiene gran afinidad con la pelota.
Son las 18:00 y Gerardo debe atender a sus clientes. Ofrece café, cerveza, whisky, cocteles y como una cortesía de la casa pastel mexicano, salchichas y jamón.
‘La Número 1’, que se llena cuando hay partidos de la ‘Tricolor’, conserva ese toque de los salones nocturnos que un día matizaron Barrio Caliente.
DATOS
Gerardo Estupiñán compartió experiencias con 4 referentes del fútbol ecuatoriano: Ítalo Estupiñán, Alberto Spencer, Polo Carrera y José Villafuerte.
En 1979, cuando Técnico participó en la Copa Libertadores y visitó a Peñarol y Nacional en Montevideo, los clientes de una tienda a la que ingresaron se emocionaron al saber que eran compatriotas del ‘Negro Alberto’ (Spencer).
En México, siempre que iba junto a su hermano Ítalo a los bancos u otros establecimientos públicos, la gente aplaudía el paso de su hermano.
En 1972, al llegar a las formativas de El Nacional, Polo Carrera formaba parte del primer equipo ‘criollo’. En aquel entonces, ‘El Mortero’ vivía con su gran amigo José ‘El Cielo’ Villafuerte.
‘El Mortero’ recuerda que en 1983 tuvo 2 meses como entrenador a Alberto Spencer en Técnico Universitario. Pese a ser jugador titular, Spencer le ayudó a unirse a Emelec porque tenía una mejor propuesta.
Gerardo tiene 5 hijos, las 2 últimas con Marcia Jaramillo. Hasta hace poco, Vanessa (24 años) jugaba fútbol amateur.