En un polvoriento taller de los surburbios de Hanói, ya empezó la fiebre del Mundial de fútbol, pocos días antes de su inicio, con obreros que fabrican en cadena réplicas del trofeo.

"Cuando tomo el trofeo entre mis manos, me siento como Zidane cuando ganó el Mundial en 1998", se entusiasma un cliente, Dang Viet Duy, un hincha del equipo de Francia.

El verdadero trofeo, creado por el escultor italiano Silvio Gazzaniga, es de oro, pero estas réplicas fabricadas a mano en Vietnam -donde el fútbol es muy popular- están recubiertas de pintura dorada y cuestan menos de tres euros.
El artesano Vuong Hong Nhat se lanzó a hacer esas réplicas en el Mundial de 2010 en Sudáfrica.

"Al principio, no quería vender los trofeos, solo intentaba expresar mi pasión por el fútbol y daba las réplicas a mis amigos y familiares", explica.

Pero en 2014, recibió mil pedidos y este año espera recibir el triple. De momento, cuando aún no ha empezado la competición, ya ha tenido 300 pedidos.

Con solamente tres obreros en el taller, el artesano trabaja sin cesar para hacer frente a esos pedidos. (I)