El festival reunirá a más de 100 poetas de veinte países en Lima

Este será el segundo año consecutivo que la capital peruana reciba a poetas provenientes de todos los continentes. Del cuatro al siete de julio próximos los auditorios, plazas, teatros y universidades serán el escenario donde los vates podrán intercambiar sus creaciones con los asistentes dejando en evidencia una diversidad de tradiciones poéticas.

Organizado por la Asociación Fornix–Poesía, y con apoyo de escasas instituciones públicas y privadas, el festival buscará tener una difusión mayor a la alcanzada en su primera edición realizada en el 2012.

El poeta y traductor Renato Sandoval, figura visible de la organización, es enfático al señalar que este festival es una reacción frente a las distintas crisis que afronta el Perú en la actualidad.

“La poesía es una respuesta a la desvalorización de la palabra en manos de la dictadura y la corrupción”, indica, refiriéndose a los últimos años de la política en el país del sur.

Lograr, en ese contexto, un espacio de resistencia que tenga al arte como herramienta de discusión, fue uno de los objetivos sobre los que se planificó el evento el año pasado. “Llamaba la atención ver cómo el Perú, un país con una tradición poética importante, carecía de un espacio de reconocimiento de la misma, así como de intercambio con otras tradiciones del mundo”, añade Sandoval. Pero llenar ese vacío no fue una tarea fácil: con un presupuesto al que instituciones públicas y privadas aportaban apenas el 20%, el reto de invitar a más de cien poetas entre nacionales y extranjeros, fue toda una aventura. “No se valía empezar de a poco, había que crear un impacto muy profundo para que el festival pudiera seguir caminando en años posteriores”, dice Sandoval.

Lima, una ciudad cercana a los nueve millones de habitantes y en la que se ha concentrado, entre otros, el imaginario de la bonanza económica y el boom de la gastronomía, es también una ciudad enfrentada a una serie de diferencias sociales entre las que resalta el nivel de acceso a espacios de formación artística.

Aun así, el impacto al que se refiere Renato fue visible: un auditorio con capacidad para 4 mil personas lucía repleto el día de la inauguración. “La gente respondió, pues en su tradición la palabra guarda una importancia vital, eso nos ha animado a seguir construyendo este espacio de intercambio poético”, apunta.

Con esa experiencia previa, este año se planea extender a diversos lugares las mesas de lectura, presentaciones de libros, conversatorios, programas de micrófono libre, entre otras actividades que conforman la agenda del festival. En la cita estarán presentes, de acuerdo a Sandoval, poetas altamente representativos de las tradiciones poéticas de, al menos, veinte países de los cuatros continentes entre los que destacan Argelia, Francia, Colombia, Palestina, Marruecos, Suecia y Dinamarca. Se ve allí a la argentina Diana Bellesi, la colombiana Piedad Bonet; Eduardo Lizalde de México, Rafael Courtose de Uruguay, Iván Carvajal de Ecuador, Juan Carlos Mestre de España, Nathalie Handal de Palestina, entre otros. A parte de Carvajal, también estarán presentes las poetas ecuatorianas Aleyda Quevedo y Julia Erazo.

Con los días contados para empezar a recibir a los invitados los preparativos del festival parecen estar a punto. Se busca que esta segunda cita literaria se posicione como uno de los eventos de mayor importancia en el mundo de las letras de nuestro continente.