Uno de los aspectos que sin duda profundizó la COVID-19 es el debilitamiento de la confianza en las instituciones, la cual alcanzó niveles alarmantes en varios países del mundo. Esta fragilidad institucional ha sido producto de malas decisiones y estrategias adoptadas por gobiernos y políticos, que de a poco han ido minando la imagen de estas.
Estudios evidencian que en América Latina, tres de cada cuatro ciudadanos tienen poca o ninguna confianza en sus gobiernos y alrededor de un 80% creen que la corrupción se ha extendido en las instituciones públicas, cifras que se han deteriorado de manera permanente.
Resulta preocupante el desgaste que han sufrido las instituciones, pues las sociedades se basan en la confianza que cada ciudadano deposita en otras personas. En el mundo moderno, la credibilidad en las diversas organizaciones es determinante y si esta desaparece, las sociedades entran en crisis.
Es de relevancia profunda entonces trabajar para la constitución de instituciones más confiables, más capaces, más abiertas y más innovadoras, que permitan a cada país continuar por una senda de desarrollo adecuado.
Las fortalezas que desarrollen los actuales y futuros líderes y gobernantes para reconectar a las instituciones con los ciudadanos, permitirá responder de mejor manera a sus demandas y aspiraciones, fortaleciendo así un modelo de crecimiento sostenible en la región y el mundo. Recuperar la confianza será fundamental para que los Estados retornen a un camino de crecimiento y bienestar, ello basado en información de calidad y fiable.
La capacidad de reinvención que tenga la sociedad para poder enfrentar los cambios en tiempos de crisis serán claves en el 2021. Así también, la disposición para construir un escenario de resiliencia por parte de la ciudadanía, permitirá enfrentar de mejor manera los problemas previstos para este año, entre ellos el económico.
Que el 2021 el Ecuador, la región y el mundo puedan encontrar nuevos y mejores horizontes, basados en una mayor credibilidad en las instituciones, pues ellas continúan siendo un motor fundamental del sistema social.