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El Telégrafo

Una amenaza que avanza

29 de enero de 2014

Actualmente, en nuestra América Latina se enfrentan en el campo de las relaciones internacionales dos proyectos opuestos. El uno, de sumisión a los capitales de los EE.UU. y la Unión Europea: la Alianza del Pacífico, sustentado en la explotación a través de los tratados de libre comercio. El otro, la ALBA, cuyo eje fundamental es la solidaridad de los pueblos, en su lucha contra la pobreza y la desigualdad. Nació en diciembre de 2004, por iniciativa de los comandantes Fidel Castro y Hugo Chávez. La integran Venezuela, Cuba, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Dominica, Santa Lucía, San Vicente y Granadina, Antigua y Barbuda.

La Alianza del Pacífico es un bloque creado por Perú, Chile, Colombia y México, y como observadores Costa Rica y Panamá. Se lo construyó en Lima, en abril de 2011. Con el disfraz de proyecto económico, su objetivo  es político. Nació en la Casa Blanca para combatir la unidad latinoamericana. Reemplaza al ALCA.  Proyecto neoliberal, derrotado en la Cumbre de las Américas de Mar de Plata (Argentina 2005).

Todos sus gobiernos tienen firmados tratados de libre comercio con los EE.UU.

Es de esperar que la II Cumbre de la Celac, que concluyó en La Habana, haya fortalecido la visión bolivariana de la unidad latinoamericana.En julio de 2013, en una reunión  en Santiago de Chile, el senador y expresidente Eduardo Frei comentó: “Esta comunión servirá para traducir en leyes los acuerdos que logren los gobiernos, más allá de lo comercial”.

En tan corto tiempo de existencia, los estados miembros de la Alianza no solo mantienen una red de acuerdos comerciales entre ellos, sino con las economías más desarrolladas y dinámicas del mundo.

En la IV cumbre, en Chile, el presidente de Colombia Juan Manuel Santos dijo: “Algo que yo quisiera destacar: la rapidez y la facilidad como creamos este proceso de integración, que yo no dudaría en señalar como el proceso de integración más importante que ha hecho América Latina”.

Por su parte, los jefes de Estado de la ALBA se reunieron en diciembre del año pasado, en Caracas, la dotaron de personería jurídica y delinearon planes comunes en todos los aspectos para los países que la integran.

De donde que, independientemente de la ALBA, así como de Unasur, surge la  necesidad de consolidar la unidad de los 33 países que conforman nuestra América: la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. Un proyecto de unión de realidades similares, con responsabilidades compartidas, que nació en febrero de 2010, en aras de resolver los problemas del desarrollo y conquistar nuestra definitiva independencia del imperio norteamericano.  

Lograrlo es hacer realidad el proyecto de unidad de Simón Bolívar, expresado en el Congreso Anfictiónico de Panamá, el 22 de junio de 1826, boicoteado por  Estados Unidos.

Esperamos que la II Cumbre de la Celac, que concluyó en La Habana, haya fortalecido la visión bolivariana de la unidad latinoamericana.

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