Después del “carpetazo” a la guerra de Irak, ahora se desvela progresivamente otro gran objetivo de Israel: atacar a Irán, con la disculpa de la posible producción de armas atómicas (¿y Pakistán, y China, y la India…, en las que ya no es “posible” sino un hecho la posesión de bombas nucleares?...).
Hace años que los grandes productores de armamento y de petróleo (ambos integrantes del “gran dominio” del mundo) estaban buscando enfrentarse a Irán, como lo hicieron hace unos años, recurriendo a argumentos falsos, con Irak. Las reservas de petróleo de Irán son tan grandes como las de Arabia Saudita. Incluso pueden ser superiores.
Puesto que Israel no necesita hablar con el Pentágono para convencerles, porque está en el Pentágono, empieza a preocupar que suceda algo parecido a lo acontecido en el año 2003: noticias y más noticias sobre las malvadas intenciones de los gobiernos de estos países hasta que, sin permiso del Consejo de Seguridad, se decida la invasión militar.
Pero en 2011 o en 2012 las cosas no sucederán como en 2003, cuando todo el mundo era espectador impasible, amedrentado, silencioso. Ahora millones de personas, de forma presencial o virtual, reaccionarían en contra.
Todos juntos podemos, en poco tiempo, terminar con estos abusos intolerables, de los que después normalmente no se pasan cuentas: muertos, mutilados, desplazados,… La voz del pueblo empezará a ser clamor invencible.
En la prensa del 14 de noviembre de este año se leía: “Estados Unidos dice que crece la opción de una intervención militar contra Irán”… “Israel ha enviado señales de que puede atacar por su cuenta”… (“El País”, 10 de noviembre).
“Avanza el desafío nuclear de Irán ante la impotencia internacional… La mejor opción posible sería un ataque aéreo árabe, liderado por la Casa de Saúd” (ABC, 13 de noviembre).
“Londres se prepara para ayudar en un ataque a Irán… El Reino Unido aportaría aviones y misiles Tomahawk en naves y submarinos” (Público, 4 de noviembre).
E Israel volvió a alertar sobre la amenaza que representa Irán… “un enorme peligro para toda la región”.
Y así, mientras los magnates del negocio de la guerra se frotan las manos, miles de personas siguen viviendo la más inmisericorde y sucia de las guerras mortíferas: la del hambre…
Pero eso no importa a los que proponen permanentemente la guerra (“Si quieres la paz, prepara la guerra”)… Para ello son simples “efectos colaterales”.
No: la gente ya no debe permitir más estos siniestros abusos de poder. Ya no podemos permanecer como espectadores. Ha llegado el momento de levantar la voz.
El G8… G20 (los países más ricos de la Tierra) han demostrado su incapacidad para la gobernación mundial, incluida la económica. Es preciso y apremiante una refundación de las Naciones Unidas. Solo el multilateralismo permitiría, a través de la palabra y la intermediación, evitar las confrontaciones armadas, procediendo a una regulación inmediata y supresión después de las armas atómicas.
La humanidad no debe vivir ni un día más bajo la amenaza nuclear. Es, como la muerte por inanición, una vergüenza colectiva. Estos son los auténticos problemas y no las fluctuaciones especulativas de las bolsas… Estos son problemas que afectan a la humanidad en su conjunto. Estos son los auténticos desafíos.