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El Telégrafo

¿Negocio o subsistencia?

07 de febrero de 2012

La ejecución, del “Plan Nacional de Reforestación”, como política de Estado, es vital, porque sus beneficios son de largo plazo, si recordamos que el planeta ha sido gravemente afectado por la deforestación y contaminación del ambiente, de ello dependen la sustentabilidad y sostenibilidad de todos los proyectos hidroeléctricos que están en marcha y de los existentes, los recursos más escasos a futuro serán la madera y el agua, esta correlación nos obliga a sembrar futuro hoy; es verdad que se ha iniciado el “Plan Socio Bosque”, pero sin alcanzar el impacto a nivel de país. Consideramos responsable aportar con las recomendaciones siguientes:

Monitoreo permanente a los proyectos hidroeléctricos y áreas protegidas, donde la reforestación y conservación de la flora y fauna deben ser la única actividad adicional, junto al turismo ecológico.

Declarar a todas las zonas de servidumbres de vías, caminos vecinales, linderos, áreas de prevención en carreteras de todo orden del país, la reforestación con dobles hileras de árboles, sembrados en ambos sentidos que, además de ganar en belleza, optimizamos espacios desperdiciados.

Definir las variedades a sembrar según los climas, de árboles,  de sombra, de rápido crecimiento, frutales, madereros y de agua para la reforestación de los manglares.

Las escuelas, colegios y parques públicos deben reforestarse mediante el plan “Oasis verdes”, donde sus linderos deben delimitarse con árboles. ¿Qué mejor oportunidad para formar los clubes de jardinería y, al mismo tiempo, enseñar a niños y jóvenes el cuidado de la naturaleza y preservar las lluvias?

Todos los linderos de las ciudadelas privadas deben reforestarse con la arborización lineal interna y externa, y la formación de los microbosques u oasis verdes, donde predominan los árboles altos y se combinen con las plantas ornamentales, igual situación en las calles interiores principales y secundarias. El concepto es construir “ciudades bosque”, se tendrán que regular de mejor forma las normas de construcción, decoración, ambientación y áreas de servidumbre, vías públicas rurales y urbanas, donde se privilegie la arborización.

El Gobierno debe emitir los “bonos verdes”, respaldados con el inventario nacional de árboles y fomentar las reservas económicas, que son activos financieros de Ecuador y financiar el mantenimiento de la reforestación masiva, que es un negocio para la subsistencia del país.

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