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El Telégrafo
Werner Vásquez Von Schoettler

Más política, ahora

28 de abril de 2014

Sí, eso es lo que requerimos. A medida que avanzan los cambios estructurales en el Ecuador, la política como el campo de las disputas, de los disensos, de las articulaciones sociales, comunitarias, colectivas, de las grandes y pequeñas obras públicas, de la multitud de formas de organización, de las esperanzas, de las utopías movilizadoras, pero sobre todo la política como las acciones de disputar los sentidos, la memoria y sobre todo disputar la historia en toda su magnitud, exige de cada uno de nosotros, no solo voluntad, sino acción organizada para que esos cambios estructurales modifiquen las relaciones de poder históricas en nuestro país.

Más política necesitamos para avanzar hacia un punto de no retorno, pero sobre todo para que la administración de las cosas no termine sobreponiéndose por sobre lo humano-natural. Más política es una demanda cualicuantitativa; una pretensión de poner todo a debate y discusión; no temerle a los tabúes, no temerle a la razón como no temerle a una afectividad colectiva. Más política implica tener no solo conciencia individual sino conciencia colectiva; sea ésta de clase, de grupo, de estrato, pero sobre todo más capacidad de aceptar la diversidad y la diferencia que no implica, por cierto, justificar alegremente a quienes pretenden destruirlo todo desde el vacío discursivo del anti todo. Más política exige movilización estructural, permanente que supere las meras coyunturas.

Más política implica ir más allá de los manifiestos, de los lugares comunes, de las comodidades discursivas o de las candidaturas a futuro. Más política demanda la claridad de hasta dónde estaremos dispuestos a renunciar al presente por un futuro; a renunciar a unas lógicas de consumo material y simbólico que potencien un mañana diferente éticamente y que quizás no veremos. Más política es multiplicar la capacidad de enfrentar el miedo y el temor a lo instituido históricamente.

Doblegar la colosal hegemonía cultural levantada por las industrias culturales del capitalismo especulativo. Más política es no tener miedo a la confrontación, pero tampoco tener vergüenza de defender principios y valores no centrados en uno mismo, sino centrados en la mayoría. Unos defienden la política como el centro de la naturalización social; como el centro de la diferencia social y sus privilegios; como la muralla de la distinción social y el racismo.

Más política es la emergencia e insurgencia de un sujeto político llamado pueblo… El aseguramiento de que una revolución, cualquiera que haya sido su inicio, desemboque en una revolución socialista pasa por consolidar el pacto social por la trasformación de las estructuras económicas, culturales y jurídicas; la socialización de la producción material, del conocimiento, del consumo equilibrado; la apropiación ampliada de la ciencia y tecnología desde la cual es posible desafiar ideológicamente al gran capitalismo corporativo. Más política es dominar el capital para someterlo a las razones de la humanidad.

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