CREO perdió la Alcaldía de Quito sin disputarla. Después de alcanzar un acuerdo electoral con la Concertación de César Montúfar, la organización política de Guillermo Lasso se aleja de la consolidación partidaria por desandar en esta alianza.
En una carta suscrita por Montúfar y dirigida a Lasso, se menciona el arreglo conseguido por varios de los dirigentes de ambas organizaciones políticas, lo que deja sentada la existencia de un acuerdo entre los representantes de ambas organizaciones políticas con sus bases militantes. Pero, ¿qué es lo que pudo empujar a Lasso a contrariar su propia palabra?
Edificar un partido de masas es dar el dominio de sus decisiones a sus afiliados más que a sus mecenas. Lo dice la carta de Montúfar: “Acordamos fortalecer el centro político para ofrecer al país una alternativa”. Pero sorprendentemente Guillermo Lasso cambió de opinión.
El miércoles, a pocos días de asegurar: “El candidato a la Alcaldía de Quito por el movimiento será un miembro de nuestra organización”, afirmó que un exsecretario de la administración municipal de Mauricio Rodas sería “el futuro alcalde” de la capital, obviando la mala gestión administrativa de este último, su más reciente aliado político, y que Juan Carlos Holguín, a quien se refería, proviene de SUMA, el partido del actual alcalde. Tan limpia fue la jugada que se nombró a un candidato sin los enredos de las elecciones primarias.
Así, Lasso retira su apuesta por el centro pluralista, por una alternativa nacional y por una política de multitudes, y por segunda ocasión deshace su acuerdo con Montúfar. Al parecer, volcará sus expectativas en una política de cuadros. Pero Quito necesita con urgencia de un político serio, no solo de un técnico del mercadeo.
El péndulo de la política hoy exige un compromiso con el pluralismo democrático. Guillermo Lasso no lo tuvo. Perder la Alcaldía de Quito sin disputarla podría liquidar hasta sus propias aspiraciones presidenciales. (O)