Publicidad

Ecuador, 23 de Septiembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

La peligrosa comedia: el infierno

17 de agosto de 2012

Se ha concretado la peligrosa comedia. El ultralegalismo selectivo de Gran Bretaña ha sido tajante: tiene esa necesidad imperiosa de extraditar a Julian Assange a Suecia. Urgencia desconocida cuando pedían la extradición de Augusto Pinochet a Chile.

Claro, el uno era acusado de la muerte, del maltrato y la desaparición de miles de ciudadanos chilenos durante su dictadura, al otro se le acusa de una dudosa violación, orquestación evidente para su eventual extradición por revelar un modus operandi, bastante similar al del dictador.

Pero Gran Bretaña ha ido más allá de eso. Apostar policías en las afueras de la embajada ecuatoriana en Londres es el equivalente minimizado de llevar portaaviones al Golfo Pérsico cuando se registran fluctuaciones en el mercado de petróleos. Y las declaraciones por parte del Gobierno británico solo siguen escalando en amenazas.

Falta poco para que, basados en una ley interna completamente contradictoria a la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, despojen de su calidad diplomática a la embajada y entren para cumplir con “la obligación legal de extraditar a Assange”.

¿Y luego qué?

Regresamos (¿o nunca salimos?) a la discrecionalidad internacional del más fuerte. Bajo amenazas de hacer efectivos sus bonos y usando la misma lógica británica, China debería entrar en la embajada de EE.UU. por el disidente chino Chen Guangchen. O Gran Bretaña no tendría por qué renegar del ataque que sufrió su embajada en Irán. Bajo esa óptica, ¿qué nos impide entrar a Panamá o Estados Unidos para llevar a la justicia a banqueros, ex presidentes y políticos que, al contrario de Assange, fueron efectiva y flagrantemente culpables de lo que se les acusa?  
Es, en definitiva, una amenaza extranjera a un país de las Américas.

¿Cuál será la reacción de la OEA? ¿La misma complicidad hipócrita que recibió Gran Bretaña frente a las Malvinas? Seguramente, teniendo en cuenta el fin que tuvo el soldado norteamericano que, junto con Assange, reveló las verdades a gritos de Irak y los posteriores WikiLeaks. Los que piensan en un juicio justo en cortes estadounidenses deben recordar Guantánamo.

Aquellos que se escudan en la cobardía del vasallo por lo que significa enfrentarse a un bully internacional, seguramente creen en la soberanía del Estado como el tutelaje de un país anexado. La agresión y la inflexibilidad británica hacen más evidente el cauce que tomará el destino de Assange. Aquí no hay un interés jurídico, hay un abierto interés político por sancionar a quien humilló abiertamente a la diplomacia estadounidense. Y Ecuador, en su legítimo derecho, no cederá.

Contenido externo patrocinado