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El Telégrafo

Guayaquil busca transporte

13 de agosto de 2013

El asunto se torna en extremo preocupante. Guayaquil, la capital económica del país, la ciudad más densamente poblada de la nación -con aproximadamente 3’200.000 habitantes, si se toma en cuenta su población flotante que conforma el área metropolitana de la urbe- vive un creciente problema con su caos vehicular que se agrava diariamente. Metro a metro, en casi todos los 345 kilómetros cuadrados de superficie que tiene Guayaquil, se vive la desazón provocada por una pérdida de tiempo cada vez mayor y más extenuante, detenidos en medio de carros con motores encendidos, ardientes bajo un sol tropical. En Vélez y Rumichaca, en 9 de Octubre y García Avilés. Y también en otros sectores como la Avenida de las Américas.

En la vía a Samborondón o en las proximidades de la Bahía, sin importar tampoco si son o no las horas pico, siempre nos hemos de topar con un taponamiento sin salida. Esto, que ya se veía venir desde años atrás, debió haber sido atendido a tiempo por las autoridades locales y regionales, así como por la Comisión de Tránsito, dando solución a un problema gravitante en la vida de los guayaquileños.

El sistema Aerobús puede recorrer largas distancias sin detenerse y es capaz de atravesar ríos, lagos y desfiladeros sin problemas¿Qué factores han incidido en esta preocupante situación? Sin duda que en este punto debemos considerar al aumento del parque automotor de la ciudad, que según datos proporcionados por la  Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE) es del 15% anual. Esto provocó que ese crecimiento vehicular llegara al 113% en un lapso de 10 años, impidiendo el libre paso de los vehículos por las calles de Guayaquil. Como resultado, en la ciudad se movilizan 360.000 vehículos, que sumados a los automotores que ingresan diariamente a nuestra urbe, provenientes de otras provincias del país, son más de 600.000 los carros que circulan en la ciudad.  Por otra parte, la Metrovía ha quitado espacio a los demás vehículos, volviendo más angostas las calles y dejando solo un estrecho carril para el paso de un sinnúmero de automotores que pugnan por avanzar, aunque sea unos centímetros. Finalmente, y para referirnos tan solo a los factores de mayor incidencia, debemos mencionar también a los buses, expresos, taxis y tricimotos, todo lo cual llega a 17.000 unidades de transporte público. ¡Cómo no va a haber congestión vehicular!

Llegada esta situación a su punto más grave, autoridades municipales han declarado la intención del Cabildo de culminar dentro de poco la búsqueda de un transporte masivo para Guayaquil. Lo importante sería que los miembros del Concejo Cantonal se decidan por un sistema que responda a las necesidades de su población y a la realidad de la ciudad, asentada sobre un suelo con demasiada humedad, que no permite la construcción de un transporte subterráneo. ¿Cuál sería entonces la solución? En diferentes círculos  se está hablando del Aerobús, un sistema eléctrico de transporte  aéreo masivo de pasajeros y para contenedores, en zonas urbanas, interurbanas e interprovinciales. Es un servicio conformado por vagones suspendidos en el aire mediante cables de acero, que puede transportar hasta 25.000 personas por hora, llevando en sus diversos vagones entre 300 a 400 viajeros.

El sistema Aerobús, cuyo inventor fue el Ing. Gerard Mueller, suizo ya fallecido, se encuentra patentado con ese nombre, que es una marca registrada. Puede recorrer largas distancias sin detenerse y es capaz de atravesar ríos, lagos y desfiladeros sin problemas. Se instaló por primera vez en Mannheim, Alemania, en 1975. Esta prestigiosa modalidad de transporte masivo, que se basa fundamentalmente en la combinación de  las tecnologías de los teleféricos y de los puentes colgantes, funciona actualmente en Suiza, Canadá y Alemania. Además, se está implementando en varias ciudades de China y en Malasia. Por sus características, el Aerobús no origina problemas de congestión vehicular en las urbes ni contamina el medio ambiente.

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