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El Telégrafo

Encuentro de culturas: ASPA

06 de octubre de 2012

Bajo el lema “Una cultura de paz, inclusión y desarrollo”, el 1 y 2 de octubre se reunió en Lima la III Cumbre de ASPA (América del Sur y Países Árabes). Estuvieron representados 21 de los Estados visitantes y 11 de los sudamericanos. Los dos primeros encuentros se dieron en Brasilia y Doha y el IV se efectuará en Arabia Saudita.

Las dos regiones comparten múltiples rasgos a partir de la conquista hispana, en cuya civilización dejaron una impronta indeleble los 800 años de dominio árabe.  En el lenguaje, arquitectura, gastronomía, los españoles incorporaron el acervo de Al-Andaluz.

Siglos más tarde, desde la segunda mitad del 19, sucesivas oleadas de inmigrantes trajeron a tierras sudamericanas a libaneses, sirios, palestinos, jordanos y otros de los demás países de ese origen, que se asentaron en Brasil, Chile, Argentina, Colombia, Ecuador, Venezuela y mezclaron su herencia cultural con la nuestra.

En la coyuntura que vive Sudamérica, hay el interés de incrementar el diálogo Sur-Sur, que cobra mayor relevancia ante la crisis europea y norteamericana. Múltiples son los campos en los cuales un sentido de complementariedad llama a incentivar los contactos en energía, transporte, finanzas, turismo, entre otros.

Desde la I Declaración se habló de establecer una zona de libre comercio, la búsqueda del desarrollo sustentable, la lucha contra los factores que provocan el cambio climático y sus efectos, como la desertificación; el uso racional de los recursos hídricos; el combate al tráfico de drogas. Los recursos económicos  de que dispone el mundo árabe son incuantificables, pero carecen de elementos vitales de los que es rica Sudamérica.

En la III Cumbre se ratificó el interés de los países presentes, a través de 700 empresarios asistentes a la reunión, por realizar inversiones en las áreas de infraestructura, telecomunicaciones, energía, servicios y agricultura. Los árabes importan grandes cantidades de alimentos  de los que puede proveerlos América del Sur. Se planteó un gran impulso a la educación, ciencia y tecnología, exaltándose valores comunes: el respeto a la identidad de cada pueblo, a sus costumbres, cultura y religiones.

Jamás saldrá de Sudamérica una provocación grotesca como la que ha ofendido en días pasados a la región árabe y habrá mayor comprensión intercultural. Ese mundo que empezamos a conocer en nuestra infancia con “Las mil y una noches”,  y luego con Khayam, Gibrán, Mahfuz, será cada vez más cercano y amigo.

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