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El Telégrafo

Cumbre Celac-UE

31 de enero de 2013

El fin de semana pasado se celebró, en Santiago de Chile, la primera cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, compuesta por 33 países y los 27 Estados que conforman la Unión Europea, en la que se llamó a “unir fuerzas” para alcanzar un futuro promisorio de intercambios entre ambos continentes.

El presidente anfitrión, Sebastián Piñera, dijo: “La nueva alianza estratégica entre la Celac y la UE avanzará hacia una relación más simétrica. Si una mitad del mundo está en recesión, la otra  no va a poder dar los pasos para su desarrollo”.

Por otro lado, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, señaló que “la Declaración de Santiago establece la seguridad jurídica, que es importante para los inversores y la calidad de las inversiones, que es necesaria para los países receptores”. Agregó: “No hay ningún otro continente más cercano a Europa en valores que América Latina”. Y concluyó diciendo: “América Latina y Europa son las dos regiones del mundo donde hay más democracia”.    

La decisión de fortalecer la relación entre la Celac y la UE se produce en momentos en que Europa, el mayor bloque económico del planeta, está atravesando la peor crisis de su historia, mientras que Latinoamérica, por el contrario, pasa por un gran momento, con tasas de crecimiento sostenidas promedio de 4,5% en los últimos dos años.  

Sorprende mucho que los países de Europa busquen mayores compromisos de integración y cooperación con los países de nuestra región. En otros tiempos, los europeos nos miraban como el patio trasero de los EE.UU., pero eso ha cambiado por la corriente progresista que gobierna en varias de las repúblicas de América Latina.

Esta corriente de independencia económica y política tuvo su punto de inflexión en el ascenso al poder de Hugo Chávez, quien, liderando a las fuerzas sociales de Venezuela, irrumpió en el poder político para sembrar la soberanía de su nación, culminando un proceso emancipador de las oligarquías que gobernaron ese país por más de un siglo.  

Otros líderes nacionalistas, como Lula da Silva, Evo Morales, Rafael Correa, José Mujica, Néstor Kirchner y Cristina Fernández, empujados por esa ola progresista, han sepultado las políticas neoliberales para lograr el desarrollo económico de sus pueblos.

Los que se articulan para frenar esta onda progresista fueron los que gobernaron al servicio de las multinacionales, los que en su servil posición les entregaron nuestros recursos naturales y mercado interno.

Por suerte, no hay vuelta atrás, a pesar de que las fuerzas dominantes en el pasado, y que no fueron gobernantes porque actuaban por mandato extranjero, intentan confabularse con el propósito de revertir este sutil movimiento revolucionario que intenta abrir las estructuras de poder a la participación popular y ciudadana en la toma de decisiones, en procura de alcanzar un crecimiento económico con rostro humano en beneficio de los más necesitados.

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