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El Telégrafo
Felix Steiner

Es la hora del confinamiento

18 de marzo de 2020

Si me hubiera vaticinado hace una semana lo que la Canciller anunció este lunes, me habría reído de usted. ¿Semejantes medidas en la Alemania moderna, en la que ponemos a la libertad individual por sobre todas las cosas? ¡Inimaginable! Puede que algo así funcione en China. También en Irán o en Rusia, o en cualquier lugar en que la gente está acostumbrada desde hace décadas al acoso estatal. ¿Pero aquí, en plena Europa? ¡Jamás!

Pero ahora está sucediendo. Y tiene sentido. Porque el número de los contagios con coronavirus explota por estos días en Alemania y los países vecinos. Nadie quiere una situación como la del norte de Italia. Allí, los médicos deben decidir, como en un hospital de campaña en medio de la guerra, en qué casos vale la pena el tratamiento o a quién deben dejar morir.

Hasta aquí, todo resulta comprensible. Pero el mensaje, que es lo importante, aún no ha alcanzado a todos. Y esto, a pesar de que las conferencias de prensa que ofrecieron el jueves pasado la Canciller, y el viernes varios primeros ministros, fueron más que impresionantes. Por lo menos a muchas personas que conozco les dio miedo.

Pero al parecer no ha bastado, como lo demuestra la ciertamente nada representativa mirada desde la ventana de mi sala de estar los pasados tres días: la noche del sábado, mi vecino fue a jugar a los bolos, como lo hace cada dos semanas. Disfrute grupal de pura cepa. Los jóvenes de nuestra calle participaron juntos, el sábado y el domingo, en el entrenamiento de fútbol. Y, desde que los colegios cerraron el lunes, en la calle impera un ambiente como el de las vacaciones de verano. Solo que ahora aún más niños juegan juntos afuera, porque actualmente no hay familias de vacaciones. Y el tiempo ha estado estos días soleado y templado. Es primavera.

La lista de prohibiciones a nivel nacional y regional todavía tiene muchas excepciones. Por eso, un endurecimiento en los próximos días parece factible. O, mejor dicho, seguro. Basta con mirar hacia Francia, Italia o España. (O) * Tomado de la DW

 

 

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