Tras el rotundo triunfo electoral de Alianza PAIS y la ratificación del liderazgo de Rafael Correa, cabe preguntarse cómo continuará la política ecuatoriana. Para la izquierda definida contra el actual Gobierno, el hundimiento ha sido prácticamente total. Pachakutik ha quedado como una sombra de lo que alguna vez fue; en alianza, no llegó al 3% de votos.
Una cosa es hacer resistencia, otra obtener apoyo electoral. En cuanto a Ruptura 25, estuvo todavía más abajo, en penúltimo lugar. Entre las dos agrupaciones no llegaron al 5% de los votos, una condición de cuasi insignificancia. Tendrán que revisar totalmente sus supuestos políticos, que han puesto al Gobierno y no a la derecha como su principal contendor.
La derecha (vía Lasso, Rodas y Noboa) suma algo más del 30% de votos; no está unida bajo una sola organización, y el liderazgo de Lasso a mediano plazo tendrá que ratificarse o desecharse. Tendrá también que resolver si sigue con un discurso poco creíble de que continuará con los programas del actual Gobierno, o se arriesga a presentarse claramente como derecha clásica, con los peligros de impopularidad creciente que ello conlleva.
Por otro lado, Sociedad Patriótica quedó en un lugar cuasi residual, con un 6% de preferencia; las redes históricamente constituidas por Lucio Gutiérrez parecen haberse ido desvaneciendo con el curso del tiempo, excepto en el Oriente relativamente despoblado.
Todo ello no implica una condición fácil para Correa. Habrá que avanzar con la Ley de Medios, como dijo el Presidente en conferencia de prensa. Habrá que reforzar la organización, la única que puede reemplazar a un líder a largo plazo. Hay que superar cierta dependencia de los precios del petróleo, por vía de mayor peso en valor agregado a los productos que se exportan.
El comercio con China favorece al Ecuador más que el tradicional con los países occidentales, pero conviene no centrar solo allí el intercambio. Una potenciación de políticas puede ir tendiendo al autoabastecimiento alimentario. En fin, un cúmulo de tareas, dentro de una dirección que debe mantenerse, pues el sentido popular y latinoamericanista del Gobierno ha sido ratificado abrumadoramente por la voluntad popular, expresada una vez más en las urnas.