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El Telégrafo

Amenaza y vergüenza

27 de agosto de 2012

La vergüenza no solo del empresario bananero que no “cala” a la caja mediática estadounidense; vitrina de las vergüenzas políticas de las derechas ecuatorianas que han sido motivo de rechazo, risa y vergüenza en las redes.

O la vergüenza de las presentaciones de ex presidentes o del candidato ex banquero pero bancario, aquel del “otro Ecuador posible”, sino, también, de las barbaridades mediáticas del aparato ideológico del neoconservadurismo en el Ecuador; aquellos medios que viven del chulco mediático, buscando las costuras para utilizar a su favor el otorgamiento del asilo a Assange, comparando con miopía hipócrita su mercantilismo libertario: nada más ni nada menos que la mediocridad en toda su dimensión y la pequeñez de su mirada del espectro político cambiante en el país y Latinoamérica.

Vergüenza mediática que alcanza a otros medios que tradicionalmente se han considerado referentes del quehacer profesional de la comunicación, como la BBC, la cual el pasado viernes manejó a su conveniencia la titularidad de las noticias, poniendo en segundo plano la Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de América.

Para este medio -mediado por su corresponsal en Ecuador- fue más relevante dar cuenta de la victoria de Apple sobre Samsung por las patentes, que dar cuenta de la victoria obtenida por la posición ecuatoriana en denunciar la agresión, amenaza, etc., del Reino Unido. Este medio internacional se rindió a sus intereses nacionales, demostrando la fragilidad de su independencia en momentos en que la crisis económica y las medidas tomadas por el primer ministro Cameron, con sus recortes de presupuestos, han mermado la capacidad analítica del medio.

La siguiente vergüenza es la condición de vasallaje de la política exterior de Canadá, bajo la égida del conservador primer ministro Harper, entre el misticismo estadounidense y torpeza británica. Por el lado de la amenaza, no están solo las bravuconadas del ministro de Relaciones Exteriores británico, Hague  -aquel conservador que ya anda buscando posible candidatura-, sino la amenaza que siente el norte de nuestro continente, de parte de casi la totalidad de países de América Latina; la cual le ha quitado la iniciativa política; jugándose la soberanía más allá de las fronteras nacionales y ahondando la necesidad de definir el papel de la OEA en estos nuevos tiempos políticos de la región.

Ha quedado claro que la OEA ha cumplido su tiempo y que la Unasur  y la Celac  son el centro orgánico de una nueva institucionalidad regional latinoamericana. Un Tribunal Internacional de Justicia de la región urge en las relaciones Sur-Sur del mundo que equilibre, que contenga las irracionalidades del Norte.

Mentira y vergüenza es lo que ha caracterizado al sistema internacional desde la segunda posguerra mundial y sus instituciones, y la evidencia es el atraso en los procesos de descolonización del mundo. Aún queda por liberar
a las Malvinas…

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