Hoy en día volar un dron es una actividad que la realizan no solo en el mundo de la cinematografía, sino también en el ambiente laboral. Es común que un arquitecto quiera ver su obra con tomas realizadas desde la altura o que un ingeniero agrónomo quiera estar al tanto de los sembríos con imágenes desde lo alto. Estos pequeños aparatos voladores no tripulados y manipulados a través de un control remoto permiten  hacer tomas desde el cielo. La tendencia por pilotar un dron es cada vez mayor. En Guayaquil, 9 jóvenes decidieron buscar un proyecto relacionado con estas naves. Adquirieron uno con la idea de hacer promociones publicitarias. Josué Sandoval, de 31 años, economista y quien labora en una empresa de lunes a viernes, optó por comprar uno. Después de informarse sobre las capacidades del aparato  decidió junto con sus amigos un nuevo plan, el Drone Service, empresa que se encarga de filmar y fotografiar diferentes actividades para las que son contratados. Entre ellas resalta la producción de videos promocionales para empresas que luego de la calidad de servicio que reciben se encargan de recomendarlos por las redes sociales. “Nuestra empresa en sí se llama Built Money, de ahí sacamos varios proyectos y analizamos cuál de ellos es el más factible, en este caso Drone Service”,  explicó Manuel Olvera de 33 años. Un dron puede costar desde $ 100 hasta $ 3.500, según el uso que se le quiera dar. Los multicópteros, por ejemplo, ya sean de 4 u 8 motores pueden permanecer en el aire, alrededor de 20 minutos. “Todo el mundo puede volar un dron, pero pilotarlo y filmar es  complicado”, así lo explica Carolina Rosado, de 30 años e ingeniera en auditoría. Para ella, se debe tener ciertos conocimientos de planos, ángulos y una que otra espontaneidad que surja en el momento. El dron se maneja desde tierra con un control de mando, se adapta a un smartphone que debe tener instalada la aplicación DJI GO, que permite visualizar lo que la nave capta desde el cielo. De igual forma se requiere actualizar el Firmware (programa informático) que sirve para controlar los circuitos electrónicos del dispositivo. Controles en el aire Los drones son regulados por la Dirección General de Aviación Civil, que en septiembre de 2015 publicó la resolución N° 251 y en su artículo 1 prohíbe su utilización en espacios aéreos controlados, como aeropuertos, aeródromos o bases aéreas militares. Se plantea también una altura máxima de 122 metros sobre el terreno y las horas de operación, comprendidas entre la salida y puesta del sol. No obstante, se exige la compra de una póliza de seguro, que oscila entre los $ 3.000 y $ 5.000, para precautelar la seguridad de terceros. Galo Larenas, de 32 años, y Lohana Lema, de 30, ambos con carreras diferentes -especialista en marketing e ingeniera en sistemas, respectivamente-, son quienes asesoran a los clientes sobre la duración de los videos, ya que para las redes sociales lo recomendable es un minuto y para proyectar entre las mismas empresas o eventos, se lo desarrolla hasta un máximo de 5. El valor de una filmación con dron oscila entre los $ 300 hasta los $ 1.200, dependiendo de lo que la institución o el medio ameriten, como grabar en 4K o HD. Antes de emprender vuelo, lo primordial es perder el miedo, así lo indica Álvaro Verdesoto, ingeniero mecánico de 31 años”. Al pilotarlo muy alto, la gente se desespera y tiende a descontrolarlo”. La revolución de estos dispositivos ha sido tal, que en cada competición asisten los que más trabajos realizan. Además, este grupo ha creado su propio distintivo, el ‘Kiss Drone’, donde las féminas son alcanzadas por la aeronave y deben lanzarle un beso a la cámara, para que luego se aleje rápido. Entre los trabajos que llenaron de alegría al grupo consta cubrir un Clásico del Astillero y una competición de veleros en Salinas. En el último tuvieron un percance. En el balneario, un aparato chocó contra una vela y cayó al mar. Esto no los desanimó, al contrario, los hizo tomar conciencia de tomar todas las precauciones. El objetivo es avanzar  en las producciones audiovisuales.  (I)