Jorge G. Marcos, desde 1967, está dedicado a la arqueología y es el fundador de la carrera en la Escuela Politécnica Superior del Litoral (Espol). Él participa en las excavaciones que se realizan en Real Alto, en Chanduy (Santa Elena). En el sitio hay nuevos hallazgos sobre la cultura Valdivia. Los trabajos fueron parte del taller internacional ‘Modelos alternativos de desarrollo cultural de las sociedades costeras: Origen autóctono de la cerámica en la América Tropical’. La actividad fue organizada por el Área de Arqueología de la Facultad de Ingeniería en Ciencias de la Tierra de la Espol y por la Universidad Federal del Extremo Oriente de Rusia. ¿En estos últimos 40 años qué han encontrado en ese sitio? Buscamos conocer cómo vivió la gente. Hemos encontrado piedras de moler y una olla de cerámica en la que ellos preparaban pescado con vegetales. Hace 5.000 o 6.000 años estaban haciendo un buen caldo. Hemos hallado que se preocuparon por hacerlas resistentes al fuego. Eso es tecnología y conocimiento ancestral. Descubrimos vasijas para guardar agua, para conservar chicha, resistentes a la fermentación y que pueden mantener el agua fresca. Hicieron cerámica decorativa. Y hay esa otra cerámica que no la definía nadie y que la llamaron San Pedro. Es de la misma época que la Valdivia. ¿Qué los llevó a esa conclusión? Te la encuentras en casi todos los sitios donde está la Valdivia. En la excavación que hizo el arqueólogo Emilio Estrada, en Real Alto. En el 72, 74 y 75. En esa época quedaba la duda.  En los primeros hallazgos no separaron la cultura San Pedro y la Valdivia, pero en esta investigación con los rusos lo hicimos. Encontramos sus diferencias en la pasta que usaron para su elaboración y decoración. La primera es  gris y presenta agujeros. La Valdivia es café y presenta líneas delicadas. Ambas surgieron hace 4.500 años antes de Cristo.  Las dos culturas tienen bebedores e inhaladores que eran usados en fiestas, para las cosechas. ¿Cuál es el aporte de los hallazgos? El hecho de que se ha podido aclarar que la cultura San Pedro estaba más dedicada a la pesca y la Valdivia a la agricultura. También hemos podido certificar que la cerámica Valdivia es nacional.  Estrada decía que la primera  cerámica nuestra era la Chorrera, porque la Machalilla había venido de México y la influencia de Valdivia venía de Japón y no es así. La realidad es que se desarrollaron aquí. La Valdivia y San Pedro fueron primeras. Ecuador es uno de los centros de desarrollo de cerámica de América. El otro aporte es el interés y la invitación a diferentes investigadores. ¿Por qué la gente debe saber sobre estas investigaciones? Porque la única manera de conocer lo que somos es sabiendo lo que fuimos. Desafortunadamente la globalización y la tecnología nos ha hecho perder el sentido de la pertenencia a la historia. Hacer conocer a la gente que en Ecuador se desarrolló tecnología de punta, de la época y todo lo demás que se hizo. Para lograr un país con desarrollo debe conocérselo. Ecuador ha desarrollado cosas y las podemos ver a través de la arqueología con la investigación y aplicación de las ciencias duras. Lamentablemente no podemos contar con todos los objetos relacionados a la época como quisiéramos, como sí ocurre en otros países. Por ejemplo, en Perú hay pirámides hechas de ladrillo y en México talladas de piedra. En nuestro país se lo hacía sobre la madera que con el pasar del tiempo se ha deteriorado. ¿Qué tiempo les ha tomado? Desde 2014 empezaron las visitas a Real Alto, que es el sitio mejor preservado y estudiado. Luego vino la parte de laboratorio para los análisis. A los arqueólogos y ceramistas rusos les llamó la atención el nivel de desarrollo de la cerámica que practicaban y también la pasta (arcilla mezclada con arena) que usaban para su fabricación. ¿Cómo ha avanzado la arqueología en el país? Si estamos formando a estudiantes de arqueología también estamos, de alguna manera, investigando.     Después de 22 años se abrió la carrera en la Espol y tenemos alumnos. Ellos y los que estudian una maestría serán los nuevos profesores. (I)