Durante los 2 años que Rafaela utilizó pañal, su madre, Adriana Andrade, tenía siempre a la mano una crema para las escaldaduras. El tubo lo almacenaba junto a otros medicamentos en una estantería de madera, pero no entendía por qué después de un tiempo debía cambiar de pomada debido a que ya no era eficaz y eso que la usaba antes de la fecha de vencimiento. “Pensé que era por utilizarla con mucha frecuencia. Por suerte habían otras cremas en el mercado que me ayudaron a controlar la dermatitis de pañal”, expresa. Miguel Ponce, jefe de Farmacia del Hospital General de Manta, alerta que todo fármaco pierde algún porcentaje de eficacia cuando no se lo almacena o se lo manipula de manera adecuada. El principio activo (sustancia que causa el efecto farmacológico), así como los excipientes (elementos que dan consistencia, forma, sabor y color) se alteran cuando se guardan en estantes de madera y hierro. El primer material, según Ponce, absorbe la humedad y, por ende, aparecen bacterias y hongos que dañan el fármaco. El segundo, en cambio, produce óxido que provoca la corrosión de los empaques. Patricia Manzano, jefa de Investigación del laboratorio de bioproductos del Centro de Investigaciones Biotecnológicas de Ecuador (CIBE), resalta que los esfuerzos deben enfocarse también en el control de la temperatura de almacenamiento. En Ecuador, según Manzano, no existe una buena conservación. “Son pocas las cadenas que exponen sus productos a los rayos solares y que, al contrario, mantienen las medicinas en un área climatizada”, acota. En un recorrido realizado por EL TELÉGRAFO se constató que en Gómez Rendón y Chimborazo, por ejemplo, hay una farmacia con 30 años de funcionamiento que exhibe en perchas de madera todo tipo de medicamentos. Estos estantes tienen vidrio; sin embargo, no protege a los fármacos de los rayos solares. Además, las vacunas, entre otras medicinas que necesitan ser conservadas en frío, están almacenadas en refrigeradoras que no son de uso farmacéutico. Esta misma situación ocurre en otra botica ubicada en Chimborazo y Capitán Nájera, en donde las medicinas que se guardan en una refrigeradora pequeña compartían espacio con botellas de agua y cola. En Coronel y Brasil también se observó que los medicamentos eran exhibidos en repisas de madera y que no tenían ninguna protección. John Snow, Inc./Deliver, con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), elaboró en 2003 un documento de referencia práctico denominado “Directrices para el almacenamiento de los medicamentos esenciales y otros insumos básicos sanitarios”. El escrito recomienda colocar termómetros en las farmacias, especialmente en las bodegas, para controlar la temperatura. El calor, por ejemplo, derrite las cremas e inutiliza otros productos, por eso resulta fundamental el uso de aire acondicionado y ventilador. Cuando no se exponen los insumos de salud a la luz solar y a la humedad, también se los protege del calor, agrega el documento. El almacenamiento de los productos en anaqueles que no generen contaminación, es decir, que estén libres de polvo o cualquier microorganismo también es importante. En junio pasado, la asambleísta Verónica Guevara Villacrés presentó a los miembros de la Comisión del Derecho a la Salud el proyecto de Ley para la Regulación y el Control en el manejo de Medicamentos, Insumos y Dispositivos Médicos. Esta propuesta, que fue calificada como insumo del Código de Salud, es decir, que podría ser incluida parcialmente o totalmente, tiene como objetivo establecer las condiciones y las medidas para el almacenamiento, la dispersión y la conservación de fármacos, insumos y dispositivos médicos para precautelar la salud de la población. Según la asambleísta, “casi el 90% de farmacias no almacena correctamente los medicamentos y esto puede ocasionar problemas en la salud pública”. Cuando un fármaco se encuentra en mal estado, Guevara señala que no solo pierde eficacia, sino que le podría ocasionar una intoxicación al paciente. Según el proyecto, los estantes no deben ser fabricados con materiales que puedan convertirse en un medio de contaminación. El acero inoxidable o el aluminio son los más recomendados por la OMS. Esta norma, que además señala la importancia del expendio rápido y seguro de medicamentos para evitar que los pacientes contraigan alguna infección dentro del sanatorio, se aplicaría en todas las áreas hospitalarias y establecimientos farmacéuticos públicos y privados. También en aquellas entidades o personas que realicen una o más actividades relacionadas al servicio farmacéutico, incluyendo áreas portuarias y aeroportuarias. (I)