Entrevista / Marcela legarde / antropóloga y legisladora mexicana
"El femicidio se basa en la desigualdad"
Nació en México, donde se contabiliza una víctima de femicidio cada 3 horas -según el Observatorio Nacional del Femicidio de ese país- esa fue una de las razones para que promoviera la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, vigente desde el 2007. Ocho años después, la feminista y antropóloga Marcela Legarde es contundente al afirmar que para acabar con esos crímenes hay que impulsar políticas pro derechos humanos a favor de la igualdad, y no basta con penalizar los delitos ni la violencia, sino enfrentar las causas: la dominación hacia las mujeres.
Legarde estuvo en Quito y habló sobre el femicidio, su impunidad y la lucha de las mujeres para enfrentar la violencia.
En el Ecuador, desde que entró en vigencia el nuevo Código Penal (COIP) -agosto de 2014- hasta junio pasado, la Fiscalía reportó 72 muertes de mujeres. Es decir, cada mes hubo siete crímenes. ¿Esa desigualdad entre hombres y mujeres es lo que provoca y eleva el índice de crímenes?
El femicidio está basado en la desigualdad entre mujeres y hombres y eso es lo que mucha gente no capta. El problema no es que haya hombres que matan, sino que hay las condiciones que permiten que ellos maten. Y entre esas condiciones están las que genera un Estado que no actúa. La misoginia es un fenómeno político-cultural, es la construcción ideológico-afectiva y política para legitimar la exclusión, la discriminación, la explotación y la opresión de las mujeres.
¿Qué papel juega la familia a la hora de eliminar barreras entre hombres y mujeres?
Su incidencia es enorme. A partir de 1980 se empezó a reflexionar en todo el mundo acerca de que las familias no podían quedar intocadas, como espacios cerrados a los cambios importantes de la democracia. Es un cambio paradigmático incluir el principio de igualdad en las familias en donde, al igual que en la sociedad la mujer aún vive oprimida.
¿Cómo eliminar esa opresión?
Construyendo la igualdad. Mientras los hombres se sientan con derecho sobre las mujeres, y con esto ellas permanecerán en condiciones precarias. No es con represión ni con violencia como se va a erradicar esa agresión, sino enfrentando las causas. La violencia de género es un problema político para América Latina y el mundo. Hay que eliminar los conceptos misóginos como el de “crimen pasional” y definir jurídicamente el estupro, el incesto, el acoso, la violencia sexual, conyugal, familiar, callejera, laboral, patrimonial, intelectual, simbólica, lingüística, económica, jurídica y política. Además de hacerle frente a la impunidad.
Con referencia a esto, en el país, en dos años se registraron 97 femicidios; de ellos, seis fueron juzgados. ¿Están avanzando las investigaciones?
El tema de la impunidad es severo a nivel mundial. Una de las dimensiones del Estado menos reformada por la igualdad es el aparato judicial, es arcaico y absolutamente patriarcal. La falta de voluntad política de los Estados para enfrentar la violencia contra las mujeres y la impunidad constituyen un problema de carácter estructural que se manifiesta en la ausencia de investigación y sanción de la mayoría de los actos de violencia contra las mujeres, lo que contribuye a la consecuente perpetuación de un contexto de violencia. Ellas deben empoderarse para adquirir autonomía y fuerza.
¿Mujeres al poder?
El empoderamiento es una categoría analítica que plantea la necesidad del acceso de las mujeres al poder, pero no al poder establecido, sino a los poderes positivos para la vida. Este empoderamiento permite deconstruir la opresión.
¿El feminismo excluye a los hombres?
Desde el feminismo las mujeres construyen alternativas no solo para ellas, sino también para los varones. Eliminar el patriarcado no implica la instauración del matriarcado. (I)