Cuando al físico Bruce Hoeneisen se le presentó el proyecto de crear la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), lo primero que dijo fue: “La idea es tan loca que hasta puede funcionar”. Hoeneisen, quien es parte del grupo fundador de esta institución educativa, es uno de los científicos que más ha contribuido al estudio de la física a escala mundial. Carlos Montúfar Freile, rector de la USFQ, considera que Hoeneisen no solo es un físico teórico sino también un experimentalista de primer orden. “Hay pocos en el mundo con esta capacidad. Se puede decir que es un Enrico Fermi (físico italiano conocido por el desarrollo del primer reactor nuclear)”.  Este investigador, ya jubilado, inspiró a miles de jóvenes a estudiar ciencias y, en especial, física.  Hoeneisen, quien estudió en el Instituto de Tecnología de California, Caltech, en Estados Unidos, tuvo el privilegio de ser  alumno de Richard Philips  Feynman, uno de los científicos más importantes en la historia de la física en el siglo XX y, además, premio Nobel. Feynman era un enamorado de la naturaleza. Le gustaba saber cómo y por qué ocurrían las cosas y encontraba en la esencia de la tierra una belleza y un placer que estaba reservado a quienes hacían el esfuerzo por entender sus mecanismos. Montúfar comenta que, inspirado en Feynman, Hoeneisen empezó a pintar, un pasatiempo que mantiene hasta ahora. Feynman, de hecho, tomó clases de dibujo y pintura y disfrutó de cierto éxito bajo el seudónimo de Ofey, que culminó con una exposición de su obra. Involucrado en varias investigaciones El exdocente participó en trabajos experimentales en Fermilab, un laboratorio de física de altas energías, localizado 50 km al oeste de Chicago. Según Montúfar, colaboró en el descubrimiento del ‘quark top’, el último de los quarks en el Modelo Estándar del Universo. El 1 de enero de 1990 encontrarlo era el problema más importante para los físicos de partículas elementales. Este modelo estándar necesitaba el ‘quark top’ de forma desesperada para resolver muchos de sus problemas de la física. Este científico, quien ha  trabajado más de 30 años en este campo, nació en Chile; su madre es estadounidense y su padre chileno, pero de ascendencia suiza; el apellido Hoeneisen es suizo-alemán.    El físico cuenta que en su niñez le formulaba diferentes preguntas a su padre sobre la naturaleza, el universo, entre otros temas. “Siempre le preguntaba a mi papá por qué esto, por qué aquello. Nací con muchas inquietudes en mi cabeza”. Hoeneisen recuerda que cuando vivía en Chile no existía la carrera de Física y por eso tomó la decisión de estudiar ingeniería eléctrica. Después trabajó un año en Chile e hizo un posgrado en Ingeniería Eléctrica.  Como le gustaba la física tomó unos cursos en Estados Unidos y luego vino a Ecuador para laborar en ingeniería. “Siempre hice de la física un hobby en la casa”. Su interés por este campo hizo que profundizara en la física de semiconductores, del estado sólido, de partículas, cambio climático, de alta energía, electrodinámica cuántica, materia oscura, entre otras. El gusto por los veleros Carlos Peñaherrera, uno de sus amigos más cercanos, comenta que ambos -Bruce y él- comparten la pasión por  el mar, por navegar en veleros, sobre todo, en  el sector de Bahía de Caráquez y el océano Pacífico. “A pesar de que ya no está aquí, en la universidad, de vez en cuando viene a tomar cafecito y a conversar. También da conferencias por Skype  a nivel internacional”. Peñaherrera señala que las publicaciones de Bruce son de alto impacto y resalta que él no trabaja con un equipo de 200 o 300 personas, sino que lo hace solo. Según comenta, este físico nunca deja de observar y de asombrarse ante lo que le rodea. “Una de las lecciones de vida  para mí es precisamente esta capacidad de asombro. Es increíble cómo él, al observar  sencillas cosas, como el vuelo de las fragatas, percibe aspectos que otros no”. (I) El físico participó en un hallazgo trascendental    Bruce Hoeneisen fue uno de los científicos que participó en el hallazgo de la partícula del universo denominada bosón de Higgs. Esta partícula está en todos lados del planeta, en el vacío, y se conocía de su existencia, pero no se tenía la certeza de dónde estaba. El bosón de Higgs también es conocido popularmente como la ‘partícula de Dios’, pues su existencia explica cómo la materia obtuvo masa tras el Big Bang. Aunque nada tiene que ver con religión, el nombre fue acuñado hace dos décadas, cuando León Lederman —premio Nobel de Física en 1988 por su trabajo sobre los neutrinos— escribió un libro denominado La partícula maldita: Si el universo es la respuesta, ¿cuál es la pregunta?, donde en alguno de sus capítulos se hablaba sobre esta esquiva partícula. Los editores encontraron que el término ‘maldita’ era demasiado controvertido y lo cambiaron a La partícula de Dios: Si el universo es la respuesta, ¿cuál es la pregunta?, naciendo allí el nombre por el que el bosón de Higgs es popularmente conocido. Desde la década de los noventa, la Universidad San Francisco de Quito estaba en su búsqueda a través del Experimento DZero. Es así que el descubrimiento de esta partícula de Higgs es el logro más importante de la física desde 1995. Se conoce que la USFQ participa en investigaciones internacionales de físicos. (I)