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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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¿Por qué Dinamarca tiene a los ciudadanos más felices del mundo?

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Si desea disfrutar de la mejor calidad de vida debería pensar en mudarse a Dinamarca. Así empieza una parte del sumario del informe World Happiness Report, de la red de Desarrollo Sustentable de las Naciones Unidas (SDSN, siglas en inglés), que por tercera vez publica la lista de las naciones más felices e infelices del mundo. Dinamarca vence a otras naciones europeas y nórdicas, como Suiza (2) o Islandia (3).

No es la primera vez que los daneses aparecen entre los más felices del mundo, en 2013 también lo hicieron. El SDSN, además de medir la felicidad en base al ingreso per cápita o la libertad para decidir, este año no solo observa cuán optimistas son las personas sobre su vida a futuro, sino que también analiza cómo está distribuido el bienestar entre los individuos. En otras palabras, por primera vez la ONU mira cómo la inequidad (entendida por lo general en recursos económicos) afecta la sensación de felicidad.

¿Qué ocurre en Dinamarca? ¿Por qué nuevamente gana el trofeo de la felicidad? Un estado de bienestar es el lema que promueve el gobierno y que explica de mejor manera lo que ocurre en ese país, según Jeffrey Sachs, director del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia y asesor de la ONU.

Sachs, junto a John Helliwell y Richard Layard, condujo el estudio de este año y refuerza la idea de que los países más felices, como Dinamarca, son también los más igualitarios porque la sensación de bienestar se mueve de manera equitativa en toda la nación. Es el caso de los daneses, quienes por ejemplo cuentan con cobertura de salud universal, trabajan 36 horas a la semana y gozan de 5 semanas de vacaciones al año. También la universidad es gratuita y se otorgan becas a estudiantes para cursos de posgrados.

¿Cómo se financia el estado de bienestar? Con impuestos. Cada danés paga hasta el 48,2% de tributos sobre sus rentas personales, el índice más alto de la Unión Europea. El sistema de impuestos varía según lo que gana el danés cada año. El organismo encargado de fiscalizar los tributos (SKAT) hace una estimación sobre cuánto ganará el ciudadano durante el año, atendiendo los ingresos de años anteriores.

El dinero que pagan los daneses regresa de muchas maneras al hogar. En el caso de los permisos de maternidad se extienden hasta por un año con sueldo completo y cada niño recibe una aportación del Estado de 1.000 euros hasta que cumpla los 18 años. De esta manera se asegura una educación y un bienestar para el bebé.

Los desempleados pueden recibir subsidios por un largo periodo de tiempo, cotizando un mínimo de 3 meses. Dependiendo de dónde residan, pueden llegar a cobrar un mínimo de 850 euros (6.400 coronas) al mes.

En Dinamarca, una economía de 6 millones de personas y un PIB per cápita de 46.800 euros, el 32% trabaja en empresas públicas. Además los bienes de consumo, incluyendo los de lujos, tienen un impuesto al IVA del 24%. Jon Kvist, profesor de Estudios Europeos y Sistema de Bienestar, quien ha investigado más de 20 años el ejemplo danés, explica que lo interesante de este país es que el sistema de recaudación siempre “está en un proceso de transformación y hay reformas en curso”.

En una entrevista con el portal El Confidencial, Kvist indica que en el sistema de imposición danés, los impuestos por consumo son mayores que las contribuciones a la seguridad social. “Según quién seas debes pagar más o menos en Dinamarca. La ratio de equilibrio es diferente a la de otros países de Europa”. Las empresas también aportan al Estado. Todo se concentra en un tributo del 25% sobre las utilidades anuales.

El ejemplo de Ecuador

Los conductores del reporte concuerdan en que el mundo ha cambiado desde el primer informe sobre la felicidad publicado en 2012. Esto incluye a Ecuador, que ese año ocupaba el puesto 66 y hoy está en el escalón 51 entre 157 países. “De hecho la nación ecuatoriana junto a Nicaragua y Zimbabwe presentan los mayores aumentos en la percepción de optimismo y bienestar”, explica el sumario.

Este año el informe de la oficina de la ONU tiene un ingrediente adicional: “la felicidad se considera, cada vez más, como una medida adecuada del progreso social y un objetivo de las políticas públicas”.

De allí que destacan cómo los gobiernos nacionales y locales se han volcado hacia el objetivo de medir la felicidad. Incluso 5 países tienen ministerios dedicados a promover el bienestar. El reporte cita a Ecuador y la Secretaría del Buen Vivir.

Si existe un denominador común en las respuestas recolectadas para el informe es que la felicidad tiene un factor social. Tanto a nivel individual como nacional, todas las acciones están influenciadas por los amigos, la familia, el barrio o la comunidad.

En contraparte con Dinamarca y el propio Ecuador, Burundi ocupa el último lugar en el ranking de la felicidad. Esta pequeña nación, de 10 millones de habitantes y en África oriental, vive un conflicto desde abril de 2015. En ese mes los grupos armados se alzaron contra el gobierno, luego de que el actual presidente Pierre Nkurunriza declaró su intención de reelegirse por tercera vez.

El pasado enero, el Consejo de Seguridad de la ONU advirtió que Burundi estaría al borde la guerra civil, pues hasta ahora oficialmente hay 400 muertos. Al margen de esto el país es uno de los más pobres del mundo, donde la mayoría de personas sobrevive con $ 1,25 al día. (I)

¿Qué hace feliz a los ciudadanos de nuestro país?

Ecuatorianos consultados valoran el tiempo familiar y el trabajo seguro

Compartir tiempo con sus seres queridos, el amor a Dios, hacer ejercicio, trabajar en lo que les gusta y la presencia de mascotas en sus vidas son algunas de las variables que logran producir una sensación de felicidad en los ecuatorianos.

Miguel Arteaga, de 31 años, comenta que si una persona no es feliz no logra ser productiva en su vida diaria y en su trabajo. Para él, el bienestar se encuentra en las pequeñas cosas que ofrece la vida, como un paseo en bicicleta junto a su pareja o sus hijos, disfrutar de una buena película, visitar a sus abuelos, escuchar las historias que le contaban cuando era niño...

Mientras se sube en su bicicleta, que conduce para movilizarse por Quito, Andrea Peralta se esquiva del paso de los carros. Ella es madre de 3 niños y trabaja como cajera en un banco de la urbe. Para Andrea, de 38 años, la dicha está ligada a la seguridad. Ella sostiene que tener un trabajo estable y bien remunerado le produce tranquilidad y, por consiguiente, felicidad. También indica que el tiempo con la familia es clave. “No se puede ser feliz con soledad”.

Para Álex Montalvo, de 19 años, el bienestar está en pasar tiempo con su mascota Bruno. El estudiante de secundaria considera que los animales logran despertar varias sensaciones en los humanos, entre ellas la de bienestar. “Cuando estoy triste salgo a pasear con Bruno y sus travesuras me suben el ánimo”.

La música y hacer deportes es otro componente. Andrés Ruiz y María Dolores Puente indican que escuchar a los grupos que les gustan o asistir a un concierto los hace sonreír. Mientras que Carlos Tulcán, de 56 años, resume la felicidad en dos palabras: amor y gratitud. Él sostiene que los días más dichosos de su vida son los fines de semana. Esos días, sus hijos lo visitan junto con sus nietos. Cocinan en su casa, conversan sobre los temas coyunturales o los problemas de algún miembro de la familia y juntos hallan una solución. “Eso es vida”, sonríe mientras se aleja. (I)

Los hijos, una variable que no siempre es bienestar

"EE.UU. se hizo más rico en los últimos 50 años, pero no está más feliz"

El informe sobre la felicidad mundial fue presentado la semana pasada en Roma. Desde allí Jeffrey Sachs, profesor de Columbia y asesor especial de la ONU, envió un mensaje a los países más desarrollados.

El informe tiene “un mensaje muy fuerte para mi país, Estados Unidos, que se hizo muy rico el año pasado y en los últimos 50 años, pero no está más feliz”, dijo Sachs. EE.UU. se ubicó en el puesto 13 del ranking de la felicidad este año, mientras que el Reino Unido en el 23, Francia en el 32 e Italia en el 50.

Ante varios reporteros que lo abordaron en Roma, Sachs reconoció que científicamente es difícil medir la felicidad porque es un concepto subjetivo, “podemos entender por qué las personas reaccionan o viven de una determinada manera y hacer algo al respecto”.

Según el economista, la moraleja para naciones como Estados Unidos es que cuando una “sociedad solo persigue dinero, está buscando en el lugar equivocado”. Uno de los detalles destacados en el informe es que el desarrollo sostenible es un concepto normativo que llama a todas las sociedades para buscar un equilibrio entre los objetivos económicos, sociales y
medioambientales.

“En los países que buscan aumentar el PIB de forma desigual, sin tener en cuenta los objetivos sociales y medioambientales, los resultados a menudo tienen un impacto negativo en el bienestar humano”, reza el informe de 8 capítulos.

En el cuarto documento se explica la relación entre felicidad e hijos. Quien condujo esta parte del estudio, Luca Stanca, indica que tener más descendencia no se traduce en mayor bienestar. Al contrario, confirma una influencia negativa la paternidad no planificada en el hogar. “En dos tercios de los países analizados hay una relación entre la insatisfacción por la vida y una mayor cantidad de hijos”. Esta percepción negativa sobre los hijos aumenta en economías con mayores índices de desempleo. (I)

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