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El hombre que arroja ácido a una mujer "se cree dueño de ella"

La colombiana Gina Potes, tercera desde la izquierda, creó la fundación de ayuda a víctimas de quemaduras con ácido. Ella se considera un ave fénix, porque se levantó de entre las cenizas y superó su situación de violencia familiar.
La colombiana Gina Potes, tercera desde la izquierda, creó la fundación de ayuda a víctimas de quemaduras con ácido. Ella se considera un ave fénix, porque se levantó de entre las cenizas y superó su situación de violencia familiar.
Foto cortesía / Reconstruyendo rostros
24 de marzo de 2016 - 00:00 - Redacción Justicia

El miedo de Vanessa es incontrolable. El ‘pecado’ de separarse de su pareja a la que soportó 2 años de maltrato y violencia lo pagó con un autoencierro de meses.
“Si no es mía, no será de nadie; le echaré ácido y nadie la querrá” fue la amenaza de su excompañero sentimental, y Vanessa no la tomó a la ligera.

La mujer, residente de Soacha, Colombia, se encerró por meses, cambió de lugar de residencia, pero no se libró de las amenazas, pues las sigue recibiendo a través del teléfono.

La semana pasada, Vanessa tomó fuerza y denunció el caso en la Fiscalía. El terror a que su rostro sea desfigurado no es gratuito, pues en Colombia, desde 2012, se han denunciado más de 200 casos de mujeres quemadas con químicos.

El vecino país es el que más agresiones de este tipo de violencia contra la mujer reporta a nivel mundial. Este hecho enciende las alarmas en Ecuador. Las activistas que trabajan con mujeres maltratadas creen que hay que poner atención a lo que sucede en Colombia porque “nuestra gente copia todas las prácticas de afuera”, dice Annabel Arévalo, sicóloga del Centro Ecuatoriano Para la Promoción y Acción de la Mujer (Cepam).

La preocupación no es descabellada: el pasado 5 de marzo, en el Suburbio Oeste de Guayaquil, Mónica fue atacada con ácido por su exconviviente: ¿La razón? Desde hace un año se separó por el maltrato físico y sicológico que recibió por largo tiempo.

En 2015, también en Guayaquil, una joven fue atacada con químicos, en esa ocasión por otra mujer con quien rivalizaba.

“Hay que buscar la ley que calce a este tipo de delitos, para que nuestra gente no adopte estas prácticas”, destaca la presidenta de la Asociación de Sicólogos Jurídicos y Forenses de Ecuador, Zoraya Bohórquez. Insiste en que el problema debe ser tomado con la seriedad del caso y “frenarlo a raya”.

Dueños de las mujeres

La sicóloga Zoraya Bohórquez sostiene que no hay mucha diferencia entre aquel que mata a su mujer, la maltrata toda la vida o la desfigura con ácido. “Es el mismo tipo de hombre que se cree dueño de la mujer, que la considera un objeto”.

Sin embargo, la profesional agrega que existe un grado  de crueldad más alto porque buscan desfigurarlas para siempre, hacerlas sufrir toda la vida.

Annabel Arévalo, sicóloga del Cepam, coincide con Bohórquez en que los hombres siguen creyendo que las mujeres son de su propiedad, pero añade que ello obedece a patrones culturales impuestos por la sociedad.

La doctora Bohórquez sugiere crear una red de apoyo para las mujeres que deciden dejar esas vidas de violencia. “Ahora no la hay y si la hay no funciona”.

Gina Potes es la primera víctima de ataques con ácido en Colombia. Cuenta que además de luchar con el dolor de ver su rostro desfigurado, sufre la indiferencia de la sociedad, la impunidad jurídica y la falta de una red de apoyo.

Por ello, Potes inició una lucha que, 20 años después del ataque, la ha convertido en el ángel de las mujeres quemadas con ácido en Colombia.

En 2012 creó la fundación ‘Reconstruyendo  Rostros’ para ayudar a las mujeres que sufren ataques con químicos. Tiene una red de apoyo que incluye trabajo sicológico y cirujanos plásticos que reconstruyen los rostros. “Yo no soy un ángel, soy un ave fénix, porque me levanté de las cenizas”, sentencia Potes.

Para la doctora Zoraya Bohórquez esas redes de apoyo son lo más importante, pero hay que  construirlas antes de que la relación termine en desgracia: que la familia esté ahí, que los amigos no viren la cara para otro lado. Insistir en que los actos de violencia no son normales.

La sicóloga Annabel Arévalo agrega que muchas veces la familia influye para que la mujer se mantenga en esas relaciones tortuosas. Por la mentalidad machista las madres suelen decir a sus hijas que así mismo es, que sean fuertes. “Tenemos que romper ese círculo”, insiste.

Un crimen planificado

Al ser Colombia el país que más casos de mujeres quemadas con ácido reporta en el mundo, el presidente del país, Juan Manuel Santos, promulgó en enero de este año una nueva ley para combatir este tipo de violencia.

La nueva ley endurece los castigos y busca reducir el flagelo. La norma define como delito específico y autónomo a la quema con ácido para su juzgamiento.
La doctora Zoraya Bohórquez considera que en Ecuador no hace falta crear nuevas leyes sino buscar una en la que ‘calce’. “La tentativa de asesinato podría servir”, resalta.

Ella cree que la quema con ácido es un acto planificado en el que el agresor tiene plena consciencia de lo que hace. (I)

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